
Amiguitos, la verdad es que si os he de ser sincero, esta Los Vengadores dirigida por Joss Whedon –un realizador forjado en televisión- se me hizo pesada en algún momento. Digamos que dos horas y cuarto son demasiado para lo que de verdad cuenta esta película, que es la batalla final por la defensa de Manhattan. En mi opinión, se podría haber acortado un poco el metraje. Sin embargo, en general, me pareció distraída. Deciros que con un Capitán América que se lo toma todo demasiado en serio –cuyo disfraz pijama es cutre a más no poder-, un Thor que nunca me gustó por no ser un humano con poderes, un Hulk al que se nota demasiado que es un efecto especial –además de que como Banner me gustaba más Norton que Ruffalo-, y si obviamos evidentemente a la sexy Natasha Romanov, me quedo una vez más con Tony Downey Stark y su alter ego Iron Man, y no solo porque cuando aparece por primera vez con su armadura suene Shoot to thrill de AC/DC o por la camiseta de Black Sabbath que lleva durante su estancia en la nave volante de SHIELD, no. Su rebeldía ante la autoridad, socarronería, inteligencia y porte de playboy le hacen especialmente simpático y el único del grupo con verdadera rock attitude.
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