
Os presento hoy mi reseña de Carrie (os iba a decir "no la buena, sino el remake", pero lo cierto es que la impresión que me produjo la cinta de Kimberly Pierce fue muy buena). Como ya sabéis, la cinta está basada en la novela homónima de Stephen King. Para quien aún no sepa cuál su argumento, os diré que cuenta la historia de una adolescente tímida y sobreprotegida por una madre ultrarreligiosa a la que sus compañeros de instituto marginan y humillan. Pero el día en que tiene su –traumática- primera menstruación, Carrie descubre que se le han despertado unos poderes telequinéticos que desconocía poseer. Cuando la noche del baile de graduación la joven sufra una de las humillaciones más crueles de su vida, pondrá violentamente en práctica dichos poderes.
Vaya por delante que no estoy demasiado a favor de los remakes, y mucho menos si se trata de revisiones de películas míticas, pero digamos que, si ignoramos que ya existió una Carrie con anterioridad, esta nueva historia me parece una película muy recomendable. No vamos a comparar a la realizadora con Brian De Palma, ni si la Spacek daba más miedo, pero, si obviamos la primera adaptación de la novela de King y afrontamos la protagonizada por Chloe Moretz desde el desconocimiento de su precursora, en mi opinión nos encontramos ante una más que aceptable cinta de terror que, pese a no ser una obra maestra, es de factura muy correcta y consta de unas buenas interpretaciones, sobre todo en el caso de Julianne Moore. Por su parte, la joven Moretz nos ofrece a una triste y atormentada Carrie White que -pese a todo su sufrimiento- tiene gran fuerza interior –yo, en su caso, no hubiese levantado cabeza tras crecer al amparo de la desquiciada hijaputa de su madre-, un personaje con el que, haga lo que haga, no puedo hacer otra cosa que sentir empatía y apoyar sus acciones. Total, que, retomando el inicio de la entrada, os diré que vi Carrie, de Kimberly Pierce, y me gustó. Cualquier referencia al pasado está de más.
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