by King Piltrafilla (@KingPiltrafilla)

Tras un primerizo y poco pulido Saxon –tengo todos los
    vinilos ochenteros de la banda, pero ese al ser del 79 me falta–, tres
    discarrales clásicos y un imprescindible directo, los
    Saxon convertidos ya en estrellas de la NWOBHM y dispuestos a
    afianzarse como exponentes del metal británico, graban el aplastante
    Power & the Glory en los Axis sound studios de Atlanta
    –salto a los States, el sueño de todas las bandas– con
    Jeff Glixman a los mandos de la
    nave. El disco contó con la participación de
    Biff Byford a las voces,
    Graham Oliver y
    Paul Quinn a las guitarras,
    Steve Dawson al bajo y
    Nigel Glockler a la batería en
    la que suponía su primera colaboración con el grupo.
El álbum, con una llamativa portada de Nic Tompkin que tiene tantos detractores como defensores, tenía el siguiente track list:
  A 
  Power & the Glory 
  Redline 
  Warrior 
  Nightmare 
  B 
  This town rocks 
  Watching the sky 
  Midas touch 
  The eagle has landed 
  Antes de nada, para que quede claro, decir que el protagonista de toda la
    obra es Biff Byford con su
    inconfundible voz. Es decir, que en alguna canción se lucirán más
    Quinn, Dawson, Oliver o
     Glockler, en solitario, en parejas o como sea. Pero Saxon es
    Byfford, no hay otra. Dicho esto, comienza el disco con
    Power & the Glory, el tema título del álbum, un hard rock en el que destacan el bajo
    de Dawson –un músico al que creo
    que nunca se ha valorado lo suficiente– y la pegada enérgica de
    Glockler. Con un tempo muy a lo classic rock, le sigue
    Redline, otro temazo con un buen trabajo de guitarra que precede a la espídica
    Warrior, otra con bajo galopante y un solo fantástico. La melódica
    Nightmare es otro ejemplo de que
    Saxon podían componer temas impresionantes ya fuesen a gran velocidad
    como a ritmo más pausado. Todo en este tema encaja a la perfección, la voz
    de Biff, la base rítmica, los coros, las guitarras... en fin, imprescindible como
    todo el disco. 
La cara B se inicia con This town rocks, otro ejemplo de rapidez –el doble bombo va aquí que se las pela– con un buen trabajo de guitarras que viene seguida por una Watching the sky que es puro hard rock festivo que en mi opinión cumple sin más. Nada que ver con Midas touch, donde Byfford se luce y el dúo Quinn/Oliver recuerda muchísimo al formado por sus coetáneos Murray/Smith. La guinda del pastel la pone The eagle has landed –título autoplagiado de su disco anterior en directo–, un pedazo de canción imprescindible e incontestable que alterna momentos de delicadeza con guitarrazos enérgicos, siempre sobre unas líneas de bajo inquebrantables que convierten a este álbum en la joya que es.
  Y es que Saxon son los verdaderos adalides de la NWOBHM. Que
    sí, que Maiden son enormes y en
    un resumen musical de mi vida no podrían faltar ni ellos ni los
    Priest... ni los Leppard –mal que le
    pese a algunos irreverentes–, pero si alguien destila hard rock y
    compromiso por los cuatro costados, esos son
    Biff y sus colegas. Que también
    es verdad que a finales de los 80 y principios de los 90 quizás tomaron
    algunas veredas un poco equívocas, pero ¿quién no andaba algo errático en
    aquellos tiempos convulsos para el jebimetal? Total, que hoy ha
    tocado presentar los respetos a un disco estupendo. 
  ¡Feliz viernes! 
  @KingPiltrafilla 
 
 
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