ZEPPELIN ROCK: JUDAS PRIEST - Sad Wings of Destiny (1976): CRÍTICA Review

miércoles, 8 de junio de 2022

JUDAS PRIEST - Sad Wings of Destiny (1976): CRÍTICA Review

 

The Hunter


Fueron, sin duda, unos adelantados a su tiempo y por supuesto a las propias "mentes" dirigentes de los destinos musicales. Judas Priest definieron de manera magistral su esencia en su segundo disco ¡y de qué manera! Ya desde su título y de su icónica y espectacular portada, el plástico revela que estas ante uno de los mejores discos del metal. "SWOD" posee todos los elementos claves de Judas Priest a excepción de las tachas y la tipografía posterior del logo de su nombre que no de su símbolo. Aquí Rob Halford demuestra que su garganta está destinada a alcanzar el Olimpo de un género que ellos estaban renovando en parte y creando en otra, aquí se percibe como la dupla KK Downing-Glenn Tipton están llamados a pasar también a la historia como una de las mejores parejas de "hachas" y que este trío es capaz de gestar temazos impresionantes como "Deceiver", "Island Of Domination", "Genocide" o la propia "Victim Of Changes" que completaba una antigua pieza de su primer cantante Al Atkins. Sad Wings Of Destiny es por derecho propio una obra maestra, pese a todo lo comentado e incluso se llegara a alterar el orden de las canciones (la cara a debería ser la b y viceversa, vamos una chapuza descomunal) el disco brilla con luz propia y se ha ganado con el paso del tiempo el lugar que merece en los corazones de los fans de la banda y del metal. Y eso que su destino fue triste durante muchos años ya que sus autores perderían los derechos sobre este disco poco después si bien permitió a Judas Priest acceder a una multinacional CBS para desarrollar su carrera con mayor seguridad, promoción y estabilidad financiera.



La gestación de Sad Wings Of Destiny fue poco menos que recorrer uno de los infiernos de Danthe para la banda. Con un presupuesto más que escaso, en condiciones bastante precarias, con los componentes de la banda trabajando para poder subsistir ya que la discográfica les negaba el pan y la sal y con pocas horas disponibles de estudio desde luego el panorama era bastante sombrío como para esperar que pudiera aparecer un tremendo discazo, pero no hay que olvidar que estamos hablando de Judas Priest y con ellos como nos han demostrado en muchas ocasiones no hay imposibles que existan. 

La primera gran actuación en la historia de Judas Priest tuvo lugar en agosto de 1975 en el festival de Reading. La banda "novel" no se amilanó ante nombres del calibre de UFO, Hawkind o Dr. Feelgood y dejó claro que si daba los pasos adecuados daría mucho que hablar durante los siguientes años. 

Alentados por la notable repercusión que les había deparado su actuación en Reading unos meses antes donde habían tenido cabida temas en el repertorio como "Deceiver", "Victim Of Changes" o "Insland of Domination" estaban completamente convencidos de que en esta ocasión no cederían ante la negativa de la discográfica a incluirlas en el disco, como había sucedido en Rocka Rolla (máxime cuando habían seguido trabajando en ellas en sus directos). También tenían claro que estarían mucho más pendientes del proceso de gestación, producción, mezclas y arte gráfico del álbum ya que habían quedado tremendamente decepcionados con los resultados de su opera prima en todos aspectos. Por ello la banda a finales de 1975 se puso en las labores de producción junto a Jeffrey Calvert y Max West para estar lo más encima posible de todo el proceso, y por supuesto también el de la portada, el reclamo para los interesados en el disco. Nada de una insustancial y equívoca ilustración como la de su debut sino en consonancia con la dirección que tomaba el grupo, el camino del mismo, y que transmitiera el contenido de las propias canciones con un rápido vistazo. Para ello explicaron a John Pasche el director artístico lo que buscaban y éste les vino con la excelente ilustración de Patrick Woodroffe



Anuncio del nuevo disco de Judas Priest y la correspondiente gira, en la foto se puede ver al "nuevo-viejo" componente de la banda, el batería Alan Moore que había regresado a Priest tras el abandono de John Hitch en septiembre de 1975

Las negociaciones con una discográfica Gull que no creía en ellos para la inclusión de las canciones que querían incluir fue más fructífera (si bien se quedaría fuera una primeriza versión de "Diamonds and Rust" de Joan Baez) en parte por mayor determinación del grupo y en parte, insisto, porque a la compañía le parecía que su apuesta por Judas Priest había resultado fallida. La publicación del disco se demoraría al inicio de la primavera de 1976, concretamente al 23 de marzo y el disco traería una desagradable sorpresa ¡¡el orden de las canciones se había alterado y la cara b contenía las canciones que debería haber escuchado el oyente en primer lugar!! Como estamos hablando de un discazo donde todas y cada una de las canciones brillan con luz propia ese error se subsana en parte en la escucha pero desde luego vaya "crack" el que tomó esa decisión (si hay un tema en  una cara que se titula "Prelude" a lo mejor, a lo mejor y valga la ironía estamos hablando del inicio del disco, digo yo, en fin). 

En un feo gesto a comienzos de los años 80 al rebufo de la gran popularidad que vivía entonces Judas Priest, Gull trató de sacar tajada con el doble recopilatorio Hero, Hero que incluía Sad Wings Of Destiny casi entero junto a Rocka Rolla.



Sea como fuere, lo escuchéis como lo escuchéis os habrá encantado y os encantará si no lo conocéis y amáis el Heavy o a Judas Priest. Desde la intro de piano de Glenn Tipton al piano en "Prelude" hasta el trepidante y excelso final con "Deciever" (si lo escuchamos en el orden lógico) si es con el que marca el disco, ni os digo lo que es comenzar con el clasicazo "Victim Of Changes" (una de mis canciones preferidas de Priest) y terminarlo con la maravilla de "Island Of Domination". "Tyrant", "Genocide", "The Ripper" temazos que se van sucediendo para gozo del oyente que nos muestra a unos Judas Priest irreverentes, talentosos y sabedores que ese es el camino que les llevara a la ansiada gloria, tiempo más tarde y que les permitirá reinventar el propio género del Heavy y proclamarse como sumos sacerdotes metaleros del mismo. El impacto del disco en su día fue bastante modesto si bien les permitió ampliar fronteras en cuanto a potenciales fans ya que tuvo cierta repercusión en Estados Unidos, Japón y Europa. La semilla estaba sembrada solo faltaba que pudieran dar su música a conocer en todos los lugares posibles con mayor creencia en su fe por parte de una discográfica y poder actuar fuera de las islas, todo ello sería posible gracias a Sad Wings Of Destiny que no pasó desapercibido para la multinacional CBS que a partir de entonces los acogió bajo su protección, les permitió centrarse en la música y seguir desarrollando su carrera (y su leyenda que estaba a punto de comenzar). Judas Priest desarrollarían más su estilo a partir de entonces, experimentarían y darían interesantes giros, gestando nuevas obras maestras y nuevos himnos si bien toda la esencia la habían dejado ya plasmada en el espectacular Sad Wings Of Destiny, sólo hay que descubrirlo o disfrutarlo de nuevo, una vez más. De hecho ellos jamás lo han olvidado recurriendo a varios de sus temazos en sus giras desde entonces a pesar de que tuvieron que renunciar a los derechos del disco cuando firmaron con CBS. Y es que cuando una obra maestra sale a la luz por malos que fueran los hados que tuvo durante su gestación y haya tenido todas las papeletas para caer en el olvido o en la vulgaridad por el maltrato al que lo sometió la propietaria de sus derechos con absurdas y compilaciones desnaturalizadoras, la historia, la propia banda, las bandas a las que ha influenciado y los fans han acabado otorgándole el lugar que merecía: el disco que redefinió el heavy metal a mitad de los 70, ahí es nada. Y estando cada día más presente en el acervo del género.

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