ZEPPELIN ROCK: Blue Cheer - Vincebus Eruptum (1968): Crítica review

miércoles, 30 de agosto de 2017

Blue Cheer - Vincebus Eruptum (1968): Crítica review



por Alberto Iniesta (@A_Maqueda_8)
del blog Discos




Comienzo esta nueva sección llamada Cementerio de discos olvidados con uno de los debuts más explosivos de la historia. Ubiquémonos, primero, cronológicamente: enero de 1968. Led Zeppelin y Black Sabbath no existían, aunque estaban a punto de hacerlo, y para el debut de Deep Purple todavía habría que esperar hasta verano. Total, que antes de que se lanzara este disco, si querías sonidos duros tenías discos como The Who Sell Out, con I Can See For Miles (que sucumbiría sin remedio a Helter Skelter), Disraeli Gears, con Sunshine Of Your Love, el debut de Ten Years After en el que se podía comprobar que había una nueva leyenda de las seis cuerdas en camino, o el Are You Experienced con cosas como Foxy Lady. Sin duda, sonidos más cercanos a un cóctel a base de blues y riffs que, aunque cada vez iban siendo más sucios, no se podían considerar como heavy metal. Y en esas llegaron los tres tipos de Blue Cheer con este pedazo de artefacto, que era radicalmente diferente a todo lo que se había grabado hasta el momento.




Eran Dickie Peterson al bajo y voces, Leigh Stephens a las seis cuerdas y Paul Whaley a las baquetas. Nunca un grupo había sonado de esa manera, hasta que llegó Vincebus Eruptum. Estamos, con total seguridad, ante el primer álbum de heavy metal de la historia. Basta con subir bien el volumen y comprobar lo que hacen con el Summertime Blues de Eddie Cochran. Ni siquiera la versión que los Who hacen de esa canción, aun siendo una interpretación muy lograda, suena igual de potente, de peligrosa, que la que registran los Blue Cheer. Y el resto del disco no se queda atrás: la versión del Rock Me Baby de B.B. King, aunque baje algo las revoluciones respecto al Summertime Blues (algo, por otra parte, totalmente comprensible) es un cañonazo de blues tocado con una furia que por momentos asusta. La tormenta que sale de los altavoces cuando pinchas el disco continúa con la sublime Doctor Please, una de las originales del grupo, con una letra que apunta directa a la yugular (“ayúdeme, doctor, doctor, por favor, necesito su medicina, dispare sobre mí”) y que, como reconoció el propio Dickie, buscaba la idealización de las drogas. Duele no ver a Leigh Stephens en listas de grandes guitarristas de todos los tiempos cuando se escucha Parchment Farm, una auténtica explosión sonora de puro rock and roll elevado al 666. Y dejan para el final otro verdadero trallazo, enorme solo de batería incluido, llamado Second Time Around. Quién sabe si tuvo algo que ver en el Moby Dick de Zeppelin.




Escuchando su música, nadie pensaría que fueran a durar mucho. Lo cierto es que los seis discos que sacaron hasta que se separaron en el 72 mantuvieron siempre un buen nivel, destacando sobre todo este y su sucesor. Después en los 80 se reunieron, pero ya se sabe que segundas partes nunca fueron buenas. O al menos, no tanto. A pocos meses que se cumplan 50 años de esta joya, la recuperamos para todos aquellos que amamos el rock duro. Larga vida…


Summertime Blues



Doctor Please


Parchment Farm





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