ZEPPELIN ROCK: AC/DC - Dirty Deeds Done Dirt Cheap (1976): CRÍTICA Review

sábado, 11 de junio de 2022

AC/DC - Dirty Deeds Done Dirt Cheap (1976): CRÍTICA Review

 

Portada de 1981.

por Rockología (@RockologiaTwit)
del blog Rockologia

Y es que poquísimos discos en la historia del rock pueden presumir de haber triunfado cinco años después de haberse publicado. Es más: con los artistas (más o menos) vivitos y en plena forma. En la discografía australiana de AC/DC situamos este Dirty deeds done dirt cheap (DDDDC en adelante) entre T.N.T. (1975) y Let there be rock (1977). Aunque en su país habían alcanzado el número uno con el primero, bien es cierto que eran unos desconocidos en el resto del planeta. Se hizo una primera edición europea a finales de 1976 de DDDDC con una portada nueva (a cargo de Hipgnosis) y ciertos cambios en las canciones; poco o ningún caso. Sin embargo, tras el más de millón de copias de Highway to hell (1979) y los cuatro y pico largos que llevaba Back in black (1980) a principios del 81 solo en Estados Unidos, se decidió reeditar la versión europea de DDDDC. El resultado: alcanzó el número 3 en las listas de ventas. Cinco años después de su grabación a cargo de Harry Vanda y Gerorge Young en un pequeño estudio de Sidney las tonadas y los riffs de uno de los mejores trabajos de AC/DC recibían el consabido abrazo del dólar.


Portada original del álbum.

Para redondear la peculiar biografía de DDDDC, el single que se editó en Australia, Jailbreak, un clásico del grupo, se eliminó de la versión de «internacional» y no vio la luz de manera oficial en Japón, Canadá y Estados Unidos hasta tres años después, cuando apareció en el 74′ Jailbreak. Su sitio la ocupó una versión editada del tema Rocker, que, en realidad, pertenecía al anterior T.N.T.

Si algo caracteriza las canciones de DDDDC es su juventud y su descaro. Nada de elaborados cuentos. Nada de complejas composiciones. Nada de milongas, carantoñas y cariñitos. Puñetazos en la cara, mordiscos en el cuello, moratones en vez de besos mientras hacemos el amor y toneladas de cerveza y carácter. Angus Young (guitarrista) tenía 21 años, su hermano Malcom (guitarrista) acababa de cumplir 23 y el tercer compositor, el más veterano, el cantante Bon Scott, sumaba 29. Junto a ellos, Phil Rudd (batería) alcanzaba 22 y Mark Evans (bajista) los 20 durante la grabación. Una bocanada de testosterona roquera en cada corte.



Comencemos este viaje por algunos clásicos bárbaros. El tema que da título al álbum, Dirty deeds done dirt cheap, podría clasificarse como «el clásico» por excelencia, el primer gran tema rompe-estadios (cuando apenas llenaban un recinto mediano); el lado sucio del rocanrol en un riff que haría de ejemplo a otros tantos en las guitarras Young (que el colega Henry Amat nos toca al final de esta entrada). Una historia de suciedad amorosa «yout got problems in your life of love/you got a broken heart» no te preocupes, llámame: nuestros actos serán sucios y baratos. Big balls, qué sugerente letra, sobre un riff arrastrado: tú tienes pelotas, ella tiene pelotas, pero nosotros tenemos las pelotas más sucias y grandes. Dos minutos de gloria con aroma punk. El estándar acedeciano también nace en Problem child (¿quizá origen de Highway to hell?), con el riff cortado, la batería acompasada y la línea de bajo. La confesión de Scott es totalmente creíble: «get out of my way/just step aside/or pay the price». Cuando me caliento no sé lo que me hago, dice, porque, en definitiva, soy un chico difícil. Buen solo de Angus. Otra que ha pasado al Olimpo de la era Scott: Ride on tiene una de las mejores interpretaciones vocales de Bon, en un medio tiempo con crescendo que acaba roqueando bajo un aroma western («ride on, thumb in the air/one of these days i’m gonna ride on/change my evil ways/till then i’ll just keep dragginng on»). Junto a estas añadamos Jailbreak, con otro riff mítico y una fuga de prisión con un vídeo primitivo lleno de explosiones y sangre de bote.



Pero DDDDC tiene mucho más. Adoro el riff y la cadencia de Scott en Love at first feel, cómo se combina el punteo de Malcom con la solista de Angus y el macarrismo de la letra; Bon pasó una temporada entre rejas, por, entre otras cosas, haber mantenido relaciones con una menor, y esta es la historia de aquel hecho. Distinta, los casi siete minutos de Ain’t no fun (waiting round to be a millionaire), un boogie machacón, navega por la idea de triunfar: «if you got the money/we got the sound/(…)/if you got the dollars/we got the song». Pero el camino, oh, el camino, está siendo algo duro y no es nada divertido: tengo parches en los parches, mis tejanos solían ser azules y me mantiene una mujer. Se calzan descaradamente los zapatos de Chuck Berry en There’s gonna be some rockin‘ para advertir que va a ser una noche de rocanrol, que nadie se va a ir a casa sin su ración de sudor y decibelios. Juegan endemoniadamente bien con los silencios, los cortes de ritmo y los punteos. Añadamos aquí la inclusión de otro tema deudor de los maestros del rock primigenio de título Rocker , apenas dos minutos de twist alocado veloz. Y cerramos con Squealer, que abría la cara B en el 76 y la cerraba en el 81. Y, la verdad, queda mejor en esa última posición como postre a las historias sucias: ¿alguien ha ido hasta el final con una chica virgen? «She said she’d never been this far before». Menos mal que Bon fue amable con ella.



Un viaje alucinante por una de las mejores aventuras del Universo AC/DC. Aquí está la esencia, los sucio, lo grande, lo bastardo, las noches de fiesta, el boogie, el riff, los discursos, la magia que pocos años después les elevaría al altar añorado. Tuvieron que esperar unos años para ser esos millonarios que reclamaban, pero llegaron.

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