ZEPPELIN ROCK: LOS RODRÍGUEZ - Palabras más, palabras menos (1995): CRÍTICA review

jueves, 23 de abril de 2020

LOS RODRÍGUEZ - Palabras más, palabras menos (1995): CRÍTICA review


por Alberto Iniesta (@Radiorock70)
del blog Discos




Comentaba Quique González hace muy poco que, si alguien podía salvarnos de todo esto, esa era Lucinda Williams; en esencia, la música. Seguramente, la opinión del protagonista de estas líneas también sobrevuele por unos caminos similares. Hablo de uno de los capos indiscutibles del rock escrito en castellano, que no se entendería sin el amor y querencia incondicional por esos riffs anglosajones con los que todo comenzaba. Un tipo cuyo currículum cuenta con una carrera solista tan brillante como incomprensiblemente desconocida por el gran público, además de sendas militancias en dos bandas esenciales para poder entender lo que ha sido, es y será la música escrita en ese viejo idioma al que tan bien trató José María Calleja. Pura vida.




Hablo de Ariel Rot, que el pasado 19 de abril cumplió sesenta años, efeméride que me permito unir con el 24 de abril, día en que el Palabras Más, Palabras Menos cumplirá un cuarto de siglo. Tengan piedad, porque nadie dijo que hablar de leyendas resultara sencillo.

Ubiquémonos. Este disco sería, por desgracia, el último que grabaron Los Rodríguez. Un LP donde confluyen todas las influencias de la banda con un resultado tan apabullante, incluso ahora que celebra sus bodas de plata, que sigue siendo uno de esos discos que asustan de lo buenos que son. Un álbum que, por cierto, bien merece una reedición que le dote de unos buenos surcos para que una aguja recorra el camino de la felicidad. Hablando de felicidad, el disco arranca con la Milonga del Marinero y el Capitán, una de las composiciones más memorables de Ariel, con un riff contagioso como el infierno y un solo afilado que da vértigo. Sin tiempo para pensar, llega en forma de huracán de rock and roll el tema homónimo, una buena demostración de una de las claves para entender la música de Los Rodríguez: la versatilidad que les permitía hacer fácil lo difícil. Aquí No Podemos Hacerlo supone un cambio de tercio total, con la banda poniéndole, en clave reggae, banda sonora a ese eterno deseo de legalización. Todavía Una Canción de Amor, escrita por Calamaro junto a Sabina, contiene uno de esos estribillos con los que se roza el cielo, mientras que la colaboración de Raimundo Amador en Para No Olvidar supone que, por un momento, creer en la magia deje de ser algo utópico.




Resulta gozoso comprobar cómo en canciones como El Tiempo lo Dirá el tándem Calamaro-Rot funcionaba de manera impecable, con ese deje de engañosa tristeza que despertaba otras sensaciones diferentes después de cada nueva escucha. En un Hotel de Mil Estrellas supone una nueva clase magistral sobre cómo facturar baladas con esa desbordante facilidad que tiene Calamaro, en esta ocasión sobre las personas sin hogar. Momento estelar para nuestro protagonista con Mucho Mejor, seguramente la canción más famosa que escribió, con un riff adictivo para darle forma a un tema que, por millones de veces que se haya cantado, no deja de perder ni un ápice de su enorme calidad. Una Forma de Vida es puro Calamaro, con una letra marca de la casa: “nunca digo la verdad, pero nunca miento”. Extraño, atípica canción de (des)amor, es una brillante composición de Julián Infante, el George Harrison de los Rodríguez, un músico al que siempre es justo reivindicar. Diez Años Después vuelve a suponer un ejercicio absoluto de savoir-faire brutal por parte de Calamaro, con una letra que vuelve a ser honestamente brutal: “me quedan balas en la cartuchera, pero te guardo siempre la primera”. El broche de oro llega con Algunos Hombres Buenos, otro himno final de una banda imprescindible. Una banda a la que no hará falta volver, porque ellos nunca se habrán ido.

2 comentarios:

  1. hacia dos reseñas que no nombrabas a Quique Gonzalez.......

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    1. Menos mal que me llevas tú la cuenta, de verdad. Qué cabeza la mía, prometo solemnemente no dejar ni una sola entrada sin nombrar le de ahora en adelante

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