Renato
-VENGA, Renato, ¿por qué no me cuentas ese secreto que llevas tantos años ocultando?
–Está bien, querida; después de aguantarme durante treinta años, creo que mereces escucharlo. Mira, amor, cuando yo era pequeño, papá se compró una batería para aprender a tocarla, pues ése había sido siempre su sueño desde niño y en ese momento, cuando el dinero y el tiempo le sobraban, creyó que era una ocasión idónea que sería de tontos despreciar. Aprovechaba sobre todo los fines de semana. Yo marchaba entonces al campo y recogía flores silvestres y volvía con la ropa manchada. Luego llegó el verano y después el otoño, y tuvimos temporal y yo apenas salía de casa. Mamá solía hacer ganchillo en un rincón donde el sol entraba a través de la ventana (parecía salida de un cuadro de Vermeer, tan bella). Y, en fin, ese es mi secreto. Nunca se lo había contado a nadie.
Ángel Carrasco Sotos.
Es un pedacito de vida contado como si nada, con unas palabras que le hacen a uno imaginarse las flores silvestres, el temporal y la luz filtrándose por la ventana. Felicidades.
ResponderEliminarViniendo de usted me halagan tales vocablos. Gracias.
Eliminar¿De mi?, apenas un tipo de Ciencias, antiguo escritor -malo- aficionado que dejó hace años tal ejercicio para dedicarse a buscar fotos y cuadros por internet.
ResponderEliminarNo, usted y sus cosas de Letras sí tiene mérito.
King