Los 10 discos que marcaron la vida de... Ángel

Hace unos días, el amigo y colaborador de lujo de esta página, autoapodado Don Críspulo, sugirió hacer una lista con los 10 discos que más habían significado en nuestras vidas, lo que nos habían señalado a fuego con una marca indeleble. No se trataba de hacer una recolección de éxitos al uso o de eso que tanto abunda por aquí como “los mejores discos de”. Había de tratarse más bien de una lista personal en la que no tenían por qué entrar los discos que más nos gustaban, sino los que, por un motivo u otro, habían sido significativos, los que nos habían ido marcando el camino. Y a ello nos pusimos: fue lanzarnos el guante y empuñar el pistolón.

No obstante, no creáis que no me ha costado hacer una lista de naturaleza tan reservada y tragicómica, y como al gran King, también hubieron de quedarse unos cuantos en el bolsillo. Uno miraba atrás y los títulos se acumulaban en la recámara, ¡y había que elegir 10! ¡No mires tus favoritos, recuerda! (me decía la conciencia). Piensa en aquellos que han marcado tus gustos musicales (¡qué fácil es decirlo!, le contestaba yo). Tras esa lucha incesante con mi conciencia (que es muy suya), aquí os dejo mis 10, con otros tantos comentarios (breves) sobre cada uno. Si alguno se anima a hacer algo parecido y dejar al descubierto sus vergüenzas, pues… aquí tenéis el espacio para hacerlo. Es vuestro.

Led Zeppelin – The Song Remains the Same

No, no fue el Physical ni el IV, fue este doble disco en vinilo, primera edición y regalado por una primísima mía que se deshizo de él solo porque me querría mucho. Ah, y porque deseaba (lo sé) que fuese vistiendo estos primeros flirteos con la música empezando por una rubia con morritos. Imagino que le debo demasiado.

Black Sabbath – Black Sabbath

Este fue el primer vinilo que entró en mi colección. Os juro que me defraudó en la primera escucha. No estaba acostumbrado a esos sonidos tan oscuros. Luego lo fui poniendo una y otra vez y al final caló en mí tan hondo que (¡ay, mísero de mí! ¡ay, infelice!) caí en sus mullidas redes para permanecer allí (pescado) tan a gustito para siempre.

Barón Rojo – Metalmorfosis

¿No os sabíais todas las canciones de Barón Rojo? Os aseguro que el grupo de amiguetes con el que yo salía nos sabíamos todas. Y las del Metalmorfosis por supuesto. No sé si será el mejor, pero un día os juro que casi nos matamos… cantando a los barones. Otro día soñamos con formar un grupo (no pensamos en que antes había que aprender algo de música) y le llamaríamos Luz Roja. En fin, batallitas que no vienen al caso.

Obús – Prepárate

En cinta y en primera edición. Esta me llegó de otro primito. Me puse tan cansino que al final me dijo: ¡anda, quédatela! No sé ni cómo aún suena algo, pero lo hace: cuando la pongo (o ponía, que ya no recuerdo la última vez), al menos ese “Va a estallar el obús” atruena el recinto. Era heavy español, ¡y cómo sonaba!

Iron Maiden – Piece of Mind

Si ahorraba algo, era para comprar alguna cinta. Y esta fue una de las primeras. No era original, aunque en aquel puesto de feria las vendiesen cuasi-originales. Todas eran piratas, ¡pero es que salían a mitad de precio! y nos arracimábamos todos en aquel puestecillo que hubo de sacarse sus buenos duros a nuestra costa. Ese “The Tropper” era la fostia cuando sonaba. Nos ponía en guardia y nos hervía la sangre. Éramos tan ingenuos; pero estábamos, sin saberlo, en la plenitud de nuestra existencia. El Piece nos daba alas… y volábamos (os lo juro).

Kiss – Alive! II

Creo que fue uno de los primeros discos que escuché. El hermano de un amigo ponía el tocadiscos a un volumen brutal que espantaba a las viejas que pasaban por la acera. Y cuando él no estaba, aprovechábamos para hacer girar sus vinilos a todo trapo. No, el volumen no lo bajábamos, y cuando escuchábamos esas primeras palabras previas al “Detroit” era como si de nuevo comenzase la vida. Ya sabéis: “You wanted the best ande you’ve got the best...

Rainbow – Down to Earth

Puestos a elegir el que más significó en mi vida de los de Blackmore, quizá fue este. Más que nada porque fue el primero que escuché. Llevaba dos de sus canciones grabadas en la que yo creo que fue la primera casete grabada que tuvimos en casa: de esas que recubríamos con recortes del Discoplay. Aún recuerdo el orden de canciones de ese popurrí de grandes temas de todos los grupos. Escuchábamos ese “All Night Long” y pulsábamos la tecla de review para pasarla de nuevo.

Saxon – The Strong Arm Metal

Veníamos de una excursión escolar y, al regreso, hicimos la clásica parada en un bar en el que había un expositor con cintas. Entre las de discotequeo y flamenco se apreciaba esta de Saxon: una recopilación. Yo no los había catado aún, pero como llevaba unos duros y me había enamorado de la portada la adquirí religiosamente: 500 pesetas. Nunca olvidaré el trallazo de gusto que supuso esa descarga en mis aún tiernas orejas y en mis entrañas. Sonar los primeros acordes del “Motorcycle” y empezar a tener convulsiones de placer era todo uno.

Judas Priest – Defenders of the faith

Otro de los que llegó en cinta. Fue todo un descubrimiento, y el acicate en mi indagación en el universo Judas. Todos éramos heavies y gran parte de la culpa la tuvo Halford and friends. En mi pódium de grandes temas de todos los tiempos siempre estará la canción que abre este disco. Mirad si significaron esas guitarras y esa voz imposible.

Deep Purple – Perfect Strangers

No sé si será el mejor de los Purple, pero en los 80 este disco se reivindicaba enorme, pleno, inagotable, perfecto. Uno no se cansaba de escucharlo. Este llegó en vinilo y por ahí anda. Escuchándolo me siento como en casa. A él regreso muy de vez en cuando. Es lo que tienen los buenos discos de rock: nos invitan a beber constantemente en de esas aguas que calman nuestra eterna sed de belleza.

And... That’s All, Folks!

ÁCS