ZEPPELIN ROCK: DARK FUNERAL - We are the apocalypse (2022): CRÍTICA Review

lunes, 25 de abril de 2022

DARK FUNERAL - We are the apocalypse (2022): CRÍTICA Review

 


Por Esteban Martínez (@EMartineC)




Pues son siete publicaciones en veinticinco años. En verdad, la rotación constante de sus integrantes habla de una agrupación que, a pesar de su innegable estatus dentro de la escena black, no logró sostenerse en el tiempo en base a la regularidad, limitando su actuar a apariciones de tanto en tanto para mostrarse (aún) vivos. En esa línea, siete años transcurrieron entre Angelus exuro pro eternus (2009) y Where the shadows forever reign (2016), y seis más entre aquel y este We are the apocalypse, entre medio, todos los miembros de la banda, a excepción de Lord Ahriman (amo y señor del proyecto desde 1993) han rotado, lo cual evidentemente ha dejado poco espacio a la innovación o sorpresa. Estamos entonces y una vez más ante un proyecto personal que utiliza una determinada marca para mantener la rueda girando, de ahí que desde un largo tiempo a la fecha Dark funeral pareciesen estar componiendo siempre el mismo álbum, donde el único asunto a debatir es cuantas canciones funcionan en lo individual o si el conjunto logra sonar más o menos atractivo.


En esta ocasión, sin embargo, hay que darles el que lo han intentado. We are the apocalypse es un trabajo que durante gran parte de su trámite juega a la segura con una serie de canciones furiosas y veloces, como 'Nightfall', 'When or vengeance is done', 'Nosferatu' o 'Beyond the grave', todas muy similares (cada cual tendrá su favorita, yo me quedo con la primera) y con una producción cargada a la masa, al exceso de ruido, que por momentos molesta más que ayuda. Hasta ahí la verdad es que sin estar mal, el disco no propone demasiado, el punto es que hay matices, sobre todo cuando la banda decide sacar el pie del acelerador, lo cual se agradece. Ocurre en 'Let the devil in', donde el redoble del debutante Jalomaah es protagonista (aunque en su estructura la canción se vuelve algo repetitiva) y también en ciertos momentos de 'We are the apocalypse' (la canción), cuando la masa desaparece y guitarra + batería marcan el trámite en solitario durante unos segundos (1:35 y 2:45, ojalá más de estos jueguitos instrumentales hubiesen aparecido en el resto del álbum). Pero será sobre todo en cosas como 'When I'm gone' o 'Leviathan', más diversas en su recorrido, emocionales incluso, cuando el disco definitivamente se desmarcará de lo obvio. 



Nos quedamos así ante un séptimo disco de Dark funeral que brilla cuando escapa de lo previsible, el problema es que esto ocurre en contados momentos. En lo suyo, el disco cumple aunque no impacta. Un conjunto que por lo general va por donde uno espera que vaya (mucha velocidad y desate), con uno que otro momento que escapa de la lógica. Claramente, la banda ya no está para reinventar la pólvora por lo que habrá que acostumbrarse a que cada cuatro o cinco años vean la luz pinceladas de lo que algún día fueron sumado a una que otra sorpresa. Con todo, el disco da para agradecer el regreso y esperar que esta formación se consolide de una vez por todas.

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