ZEPPELIN ROCK: SANGRE AZUL: "Cuerpo a cuerpo" (1988) - CRÍTICA Reseña

sábado, 5 de junio de 2021

SANGRE AZUL: "Cuerpo a cuerpo" (1988) - CRÍTICA Reseña

 


por Rockología (@RockologiaTwit)
del blog Rockologia

El grupo madrileño Sangre Azul grabó este álbum en los estudios Mediterráneo de Ibiza en marzo de 1988, a las órdenes de Steve Taylor y Dennis Herman, clave en el excelente sonido y la mezcla made in USA. Porque, al fin y al cabo, la compañía Hispavox quiso fabricar con Cuerpo a cuerpo una copia del sonido (y la imagen) Bon Jovi/Whitesnake que arrasaba por entonces en las listas de ventas de este país (y de medio mundo). Y lo lograron, desde luego. Contaban con buenas composiciones, con un cantante, Tony, más que solvente y con dos guitarristas, el mismísimo Carlos Raya y J. A. Martín, inspirados, elegantes y técnicos. Le pones una buena base rítmica, con Luis Santurde a la batería y Julio Díaz al bajo, y lo completas con un teclista de primera, Miguel Ángel Collado, y es difícil que el producto final no sea bueno. Bien es cierto que hay canciones mejores que otras, aunque, como siempre, eso es cuestión de gustos.



La pareja que abre el álbum, No eres nadie y Cuerpo a cuerpo, son dos trallazos complementarios. El primero, sobre el abandono de la chica mentirosa que no nos corresponde; el segundo, canción libertina sobre el ligue de bar. En Cuerpo a cuerpo domina el riff de guitarras y la labor de Tony, entregado al papel de ligón. También el riff inicial de Nacido para ganar, que se repite en la parte central, es lo mejor de la canción. Dueño y señor, una de mis favoritas por su letra lamentando la pérdida del que nunca tuvo nada, juega con ese teclado en todo el estribillo, fácil de recordar y sencillo, y un solo a dos guitarras cortito y trabajado. En un segundo nivel, ojito, pero nivelazo, se pega Si tú te vas, con una base buena pero un puente/estribillo algo previsibles.



La antigua cara B comenzaba con otra de las joyas de este disco, Mil y una noches, tremenda construcción, hard rock melódico de manual, interpretación, arreglos y melodía, qué más pedir. En Noche de acción tenemos una canción del cantante que va de concierto en concierto (“otra noche, otra ciudad”) burlando la ley y el destino para tener una noche de acción; estribillo molón y buen solo. Síguelo es muy simple, con un coro que marca y dirige el tema y una letra ensalzando las vivencias del rocanrol: surgiendo de algún lugar escuchas su voz tan especial; puente y estribillo para cantar a toda voz, con cierto tufillo Dokken. Y, cómo no, en Dame tu amor tenemos al rompecorazones, con toques Whitesnake, en la que se pide a la mujer deseada que nos dé una noche, no más, que “no soy hombre de una mujer”. Cierra el álbum Alejandría, un instrumental, un temazo.


Supongo que si andas por este blog ya has escuchado antes este álbum, y  te animo a retomarlo. Si aún no has posado tus orejas en él,  ya estás tardando. Un clásico en su género.

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