ZEPPELIN ROCK: LAS MEJORES PELÍCULAS DE CIENCIA FICCIÓN DE 2010 a 2020

domingo, 7 de marzo de 2021

LAS MEJORES PELÍCULAS DE CIENCIA FICCIÓN DE 2010 a 2020

 

Mad Max: Furia en la carretera

del blog CINEMELODIC



Es uno de los géneros que definen el nuevo siglo, claro está. Es obvio que los niños que crecieron con Spielberg, en los 80, son los creadores de hoy, y se nota. Homenajes y ese aroma ochentero, década a la que se rinde tributo o desde donde se parte para nuevas concepciones. Es algo lógico, además, que en épocas de crisis o tras ellas, los géneros de evasión destaquen, como ocurrió en su momento con las comedias y el musical en los 50. Si sumamos que, posiblemente, esta sea la época más infantilizada de la historia, tenemos el combo perfecto para el auge de la Ciencia Ficción y la fantasía más lúdica.


Blade Runner 2049

Las mejores películas de ciencia ficción 

años 2010 a 2020


AD ASTRA (2019), de James Gray. 

Una de Ciencia Ficción filosófica saludada con un entusiasmo que luego se enfrió un tanto. Una epopeya galáctica para retratar un drama paterno-filial.

AL FILO DEL MAÑANA (2014), de Doug Liman. 

“Al filo del mañana” es como la “Odisea” de Homero adaptada de alguna forma a la ciencia ficción metafísica, una “Atrapado en el tiempo” con aliens y mucha acción, un brillantísimo y entretenidísimo espectáculo (que tendrá pronta secuela), que es una auténtica gozada. Ágil, amena, con un desarrollo brillante e inteligente que la hace imprevisible dentro de sus previsibles reglas. Un guióçn excelente, un montaje muy brillante, una magnífica dirección y buenas interpretaciones para rematar un soberbio espectáculo.



ALITA: ÁNGEL DE COMBATE (2019), de Robert Rodriguez. 

Un estupendo espectáculo el creado por Rodriguez con Cameron en la producción. Y es que hay mucho del director y aquí productor. Bien rodada, sin concesiones, es un trabajo que mereció mejor suerte entre los títulos de este año. Además insinúa secuelas…

ANIQUILACIÓN (2018), de Alex Garland. 

Ciencia Ficción metafísica, inquietante, extraña, íntima, de ritmo moroso y reflexiones pretendidamente profundas.

ANT-MAN (2015), de Peyton Reed. 

Un buen entretenimiento, eficaz, pero que se queda a medio camino, que podía haber dado más y del que esperaba más… A pesar de todo, “El Hombre Hormiga” y su ejército de hormiguitas aprueba con holgura.



BIG HERO 6 (2014), de Chris Williams y Don Hall. 

Un film que tiene su ingenio en el humor y un robot protagonista encantador, entrañable y divertido, pero a la que le falta enjundia, profundidad, poso y una vuelta de tuerca, además de un guion más elaborado y depurado, ya que tiene demasiadas fisuras. Un agradable y triunfante film.

BLADE RUNNER 2049 (2017), de Denis Villeneuve. 

El reto era tan difícil como absurdo, pero Villeneuve ha salido vivo en el envite, lo que ya es un gran éxito. Extraordinaria estética.

BUMBLEBEE (2018), de Travis Knight. 

La grata sorpresa del mainstream. Poco daba yo por cualquier cosa salida de esta franquicia, pero ha sido salir Michael Bay de la dirección y lograrse el mejor título de todos. Sin renunciar a la espectacularidad, han trabajado un poco el aspecto dramático, han cogido referentes inteligentemente (la ternura a lo E.T. El extraterrestre o Cortocircuito), y a triunfar…

CAPITÁN AMÉRICA: CIVIL WAR (2016), de Anthony y Joe Russo. 

La mejor trilogía de superhéroes junto a los “Batman” de Nolan. Cada entrega supera a la anterior. Las reflexiones de calado sobre la democracia, sus límites y necesidades, sus contradicciones y bondades hacen de este espectáculo una de las cintas de la temporada. En perfecta coherencia y continuación con las anteriores en su reflexión sobre la evolución de los Estados Unidos.

CAPITÁN AMÉRICA: EL SOLDADO DE INVIERNO (2014), de los Hermanos Russo. 

Una de las mejores películas Marvel de una de las mejores sagas de superhéroes. Si en la primera asistíamos a la escenificación del idealismo, la pureza y la inocencia de un país que luchaba por la libertad, a pesar de sus excesos, de la pureza del amor, personificado en su protagonista, en esta segunda entrega, con el paso de las décadas en las que el Capitán América permaneció dormido cual bello durmiente, ese país ha desaparecido. El otrora país inocente, idealista, puro, de rígidos valores y claridad de ideas, se ha convertido a ojos del Capitán América en un país sustentado en la mentira, el engaño, la desconfianza, la ambigüedad moral… Sencillamente soberbia en todo.



CHRONICLE (2012), de Josh Trank. 

Cinta de superhéroe con look indie y planteada como metraje encontrado y dando prioridad absoluta al punto de vista subjetivo. Una propuesta novedosa dentro del cine con súperpoderes, pero con los lastres típicos de este tipo de películas y planteamientos.

CÓDIGO FUENTE (2011), de Duncan Jones. 

Compleja obra de Ciencia Ficción con viajes en el tiempo e intriga en clave de thriller. Se intuyen apreciables influencias en un buen relato de género.

COHERENCE (2013), de James Ward Byrkit. 

Intrigante, interesante y críptico thriller que ha desconcertado y fascinado a un buen número de espectadores en su científica apuesta de crear una narración desde la teoría de “El gato de Schrödinger”. Arriesgada Ópera Prima, independiente y humilde que, con sus defectos, logra una magnífica atmósfera y un clima tenso muy logrado.

DEADPOOL (2016), de Tim Miller. 

Los fans del cómic lo han gozado con este follador malhablado que por fin ha representado con fidelidad un cómic más adulto, sin omitir el descaro, la violencia y el sexo. No es poco…

DEADPOOL 2 (2018), de David Leitch. 

Si os gustó la primera seguro también apreciaréis la segunda. Mismos ingredientes, violencia con humor y protagonista gamberro. Otro entretenimiento más que aseado… Eso sí, no llevéis a los abuelos.

DR. STRANGE (2016), de Scott Derrickson. 

Ha pasado desapercibida pero ha resultado uno de los blockbuster más notables, inteligentes y entretenidos del año. Vayan a verla si le gustan estas películas, que disfrutarán.

EL AMANECER DEL PLANETA DE LOS SIMIOS (2014), de Matt Reeves. 

Segunda de la trilogía. Una excepcional secuela, más épica, pero igualmente inteligente y reflexiva. Una verdadera joya, pieza central de una de las grandes trilogías modernas.



EL ATLAS DE LAS NUBES (2012), de las Hermanas Wachowski y Tom Tykwer. 

Una película muy particular, también con historias cruzadas, que contiene una gran gama de géneros y una acertada amalgama de nexos que dan sentido y dimensión en los distintos tiempos y espacios donde se desarrolla la película. Proyecto muy imaginativo, que quizá pueda desconcertar también en ciertos momentos.

EL CONGRESO (2013), de Ari Folman. 

Distopia, Ciencia Ficción, animación… casi una locura que no deja indiferente, pero que invita a grandes e interesantes reflexiones. Para amantes de proyecto personales y particulares.

EL HOMBRE DE ACERO, (2013), de Zack Snyder. 

Irregular, brillante, dispersa, espectacular, difusa, inteligente, desequilibrada, interesante, poco cohesionada, densa, contradictoria, donde se disfruta de los aciertos y sufre con sus defectos, aunque uno apuesta por quedarse más con los primeros ya que como espectáculo es plenamente disfrutable, lo que no es poco, y además contiene interesantes reflexiones.

EL HOYO (2019), de Galder Gaztelu-Urrutia. 

Muy atractiva e interesante cinta. Una distopía nada complaciente de obvias interpretaciones e intenciones políticas y sociales, que remitirían un tanto a “Cube” (1997) o “Snowpiercer” (2013). Potente título con poca repercusión que bien merece más reconocimiento.



EL ORIGEN DEL PLANETA DE LOS SIMIOS (2011), de Rupert Wyatt. 

Primera de la excepcional trilogía precuela de “El Planeta de los Simios”. Una gratísima sorpresa y una notable película que contra todo pronóstico se posiciona entre lo más destacado dentro de la Ciencia Ficción y los blockbuster de los últimos tiempos.

EX MACHINA (2015), de Alex Garland. 

Excelente cinta de Ciencia Ficción sobre robótica e inteligencia artificial. Es turbia, de atmósfera enrarecida, sutilmente perturbadora, inteligente, que plantea ideas interesantes y con una Alicia Vikander excelente, que rompía con fuerza en Estados Unidos en este 2015 con tres títulos reseñables.

FRANKENWEENIE (2012), de Tim Burton. 

Corto de 1984 que el director convirtió en largo. Burton se muestra cómodo y se zambulle en terreno conocido, jugando con sus constantes, tanto visuales como temáticas, con esquematismo y cierta previsibilidad, pero con un indudable encanto y emoción. Una cinta muy agradable y entrañable, que recupera, en cierta medida, a Burton, pero sin deslumbrar.

GRAVITY (2013), de Alfonso Cuarón. 

Obra incontestable que se vea desde el prisma que se vea, más filosófico y espiritual o como una simple película de aventuras y ciencia ficción, deslumbra y se convierte en referente y clásico del género. Pocas veces se sentirá como aquí lo que es estar en el espacio sin ser astronauta, especialmente en 3D. Porque “Gravity” no se limita a contar una sencilla historia de aventuras, su subtexto desarrolla con suma sutileza una reflexión aguda sobre cómo se gesta la fe, verdadera esencia conceptual del film.



GRU, MI VILLANO FAVORITO (2010), de Pierre Coffin y Chris Renaud. 

Original cinta de animación para toda la familia que plantea una notable alternativa a la magistral PIXAR. Una comedia de Ciencia Ficción, muy divertida y entretenida, además de entrañable. Podrás reír y conmoverte, no decepciona.

GRU 2. MI VILLANO FAVORITO (2013), de Pierre Coffin y Chris Renaud. 

La estupenda cinta original pedía secuela… y las tuvo… No llega a aquella, pero entretiene y complace.

GUARDIANES DE LA GALAXIA (2014), de James Gunn. 

Uno de los mejores títulos Marvel, una película francamente divertida y entretenida, pero además con un punto gamberro que la hace mejor aún. Personajes carismáticos y divertidos y una banda sonora brutal.

HER (2013), de Spike Jonze. 

Bellísima, sutil y exquisita obra maestra que indaga con sensibilidad e inteligencia en los resortes de las emociones puras y sus mecanismos en la sociedad actual. La poética de Jonze es nostálgica, tierna, entrañable, extraña, romántica, dura en ocasiones, pero siempre matizada por los elementos anteriores, siempre esperanzada. Aquí logra su mejor película, repleta de matices, la perfecta muestra de su agridulce y nostálgica poética y sensibilidad. Una joya, una obra maestra sobre el amor puro, sincero y auténtico aunque, quizá, caduco.



INTERSTELLAR (2014), de Christopher Nolan. 

Sin ser, ni mucho menos, perfecta, Nolan se reivindicó en ciertos aspectos como director en esta cinta. Una primera parte excepcional, muy spielbergiana, donde demuestra que es capaz de la emoción genuina. Luego, una odisea con altibajos y un buscado rigor científico.



LA GUERRA DEL PLANETA DE LOS SIMIOS (2017) de Matt Reeves. 

Conclusión a una de las mejores sagas mainstream que han llegado a las pantallas, posiblemente la mejor de las modernas. Lo épico y lo íntimo de la mano. También tenéis crítica aquí.

LA LLEGADA (2016), de Denis Villeneuve. 

Comparada con grandes clásicos de la ciencia ficción, merece la pena pasarse por esta obra dirigida por Villeneuve, que funde espectáculo y reflexión. Es un director que promete muchas alegrías.

LANGOSTA (2015), de Yorgos Lanthimos. 

Uno de esos enrarecidos proyectos de Lanthimos, esas burbujas particulares. En este caso en clave de comedia negra de Ciencia Ficción. Una curiosa distopía que, desde luego, desconcierta y llama la atención.

LOGAN (2017), de James Mangold. 

Tuvo el beneplácito crítico y de muchos fans. Un western dentro del universo Marvel, que tiene sus aciertos y sus defectos. 

LOOPER (2012), de Rian Johnson. 

Ciencia ficción inteligente y que propone algunas reflexionesinteresantes, así como un modo de contarlo que se aleja de lo convencional. Una de las sorpresas del año, que posiblemente se convierta en cinta de culto. Desde luego tiene calidad y merecimientos.



LOS INCREÍBLES 2 (2018), de Brad Bird. 

Tras 14 años de espera la cosa ha salido regular. Una ligera decepción. Una buen título, inteligente, con su trasfondo, pero lejos de la lucidez extrema que fue la primera, superior a esta en todos los sentidos, en la que el subtexto y las lecturas tenían pleno sentido y estaban perfectamente entrelazadas con personajes e historia.

LOS JUEGOS DEL HAMBRE (2012), de Gary Ross. 

Inicio de otra exitosa franquicia juvenil basada en los famosos libros de Suzanne Collins, si bien contiene un universo mucho más adulto, cruel, duro y despiadado, algo que tiene poco que ver con la historia de los vampiros y el joven mago, por citar otros ejemplos de sagas famosas. No es una gran obra cinematográficamente hablando, la acción no está nada bien rodada, no ha inventado nada, pero es un mainstream muy interesante que anda muy lejos, por ser superior, a nivel conceptual y de profundidad de otros éxitos adolescentes. 

LOS JUEGOS DEL HAMBRE: EN LLAMAS (2013), de Francis Lawrence. 

Tiene muchos elementos superiores a su predecesora, pero es una completa decepción ya que no es más que una copia simplificada y depurada de la misma, que no hace evolucionar la mitología de la saga ni expone nada nuevo, descubriéndose como una vulgar película bisagra hacia el capítulo final.

LOS VENGADORES (2012), de Joss Whedon. 

Parecía insuperable para muchos, lo mejor de Marvel… la primera de “Los Vengadores”… Aunque cuenta una historia excesivamente vista ya, lo importante es que la cuenta realmente bien, haciendo fascinante todo el universo de esos superhéroes. Evidentemente la sobrevaloran los que ven en ella una obra maestra, pero no se puede negar la más que notable calidad de este espectáculo audiovisual, de este brillantísimo entretenimiento puro y duro con todo lo que ello significa.

MAD MAX: FURIA EN LA CARRETERA (2015), de George Miller. 

La mejor entrega de la saga, a pesar de ser una cuarta parte, y es que esto es lo que tienen las secuelas modernas, que con planificación se logran resultados sorprendentes. Portentoso reboot e hito del género de acción.

MARTE (2015), de Ridley Scott. 

Una oda a la ciencia y la inteligencia. Un interesante y bien facturado título de Ciencia Ficción que cumple con su cometido. Matt Damon deja uno de sus mejores trabajos.



NUNCA ME ABANDONES (2010), de Mark Romanek. 

Curiosa cinta que adapta la novela de Kazuo Ishiguro. Drama romántico y Ciencia Ficción en una mezcla tensa, oscura y compleja. Interesante.

OBLIVION (2013), de Joseph Kosinski. 

Los seguidores del género han apreciado sus muchas virtudes y no sería raro que acabara convirtiéndose en un título de referencia, de culto es más difícil porque ha sido un estupendo éxito de taquilla, así que muy minoritaria no es, pero en un principio sí lo fue en críticas positivas. Una cinta de envergadura conceptual, una interesante y paradójica reflexión, además de todo lo comentado, sobre la generosidad y el sacrificio, sobre creer en uno mismo, confiar, en tiempos como los actuales donde eso se considera prepotente. La vida como un acto de involucración. Una de las grandes propuestas de la ciencia ficción reciente.

ORIGEN (2010), de Christopher Nolan. 

Nolan ha logrado mezclar con total naturalidad y maestría la comercialidad de películas accesibles a todo tipo de público con una complejidad conceptual e incluso narrativa del más sofisticado cine de autor, dejando a público y a crítica tan sorprendidos como encantados. Una película con infinidad de secretos, detalles y lecturas fascinantes. Nolan nos habla de muchas cosas, de cine entre ellas, pero para más datos hay que ir al análisis…



ORÍGENES (2014), de Mike Cahill. 

Peculiar cinta de cine independiente estadounidense donde se mezcla el romance, el drama y la Ciencia Ficción reflexiva. Sus decisiones estilísticas pueden ser cuestionables en ocasiones, pero no deja de tener interés.

PACIFIC RIM (2013), de Guillermo del Toro. 

Un gran título mainstream para disfrutar de unas buenas palomitas en el cine sin ningún género de dudas. “Pacific Rim” triunfa por su concepción lúdica y desprejuiciada del entretenimiento, es un blackbuster consciente de sí mismo y honesto con lo que es, desarrollando con pasión y devoción los elementos notables con los que cuenta sin descuidar personajes, mitología y relaciones, que quedan perfectamente dibujados.

PERFECT SENSE (2011), de David Mackenzie. 

Esta viene que ni pintada para esta época. Una pandemia extendiéndose y un amor íntimo, porque en estas circunstancias lo mejor es ponerse a follar… Es una idea estupenda, donde la gente va perdiendo sus sentidos por culpa de esa epidemia. Interesante film.

PREDESTINATION (2014), de los Hermanos Spierig. 

La película más bizarra, con diferencia, sobre el tema de los viajes en el tiempo. Basada en una historia de Heinlein, es retorcida, extraña y con un punto enfermizo y juguetón. Un gran Ethan Hawke.

READY PLAYER ONE (2018), de Steven Spielberg. 

El maestro Spielberg ha entregado otra obra maestra de una sutil profundidad conceptual y ejemplar desarrollo temático y de personajes, que se eleva por encima del libro que le sirve de base, aunque los fans de este no estén del todo de acuerdo. Una joya.



ROGUE ONE (2016), de Gareth Edwards. 

Gustó aún más que “El despertar de la fuerza” (que luego ha ido sumando detractores). Un entretenimiento de primera, tangencial al universo clásico de la saga que hará las delicias de los fans. Distinta, es la primera película que se sumerge en los grises dentro de la franquicia.

ROMPENIEVES (SNOWPIERCER) (2013), de Bong Joon-ho. 

El director de “Parásitos” ya jugó con la estratificación social en esta interesante e irregular distopía sobre un mundo congelado y recluido en un tren que no para de dar vueltas. Aceptable.

STAR TREK: EN LA OSCURIDAD (2013), de J. J. Abrams. 

Secuela del reboot lanzado por Abrams. Bastante inferior a la original, pero con un buen villano encarnado por Cumberbatch.

STAR WARS: EL ASCENSO DE SKYWALKER (2019), de J. J. Abrams. 

Otra saga que concluye. Leyenda y mito como pocos en el celuloide. La novena de la saga madre, que despertará tanto entusiasmo como enfados. Así ha sido desde la trilogía inicial. Lo mejor, como fans, es disfrutar del espectáculo, que seguro es más que apetecible, y no sufrir tanto por unos resultados que en absoluto son tan negativos como algunos quieren ver.

STAR WARS: EL DESPERTAR DE LA FUERZA (2015), de J.J. Abrams. 

Desdeñada y acusada de pastiche y remake encubierto por sus paralelismos y referencias a las dos primeras entregas de la saga original, Abrams inauguraba con fuerza y solvencia narrativa la tercera trilogía oficial de una de las sagas más famosas de la historia del cine. Lamentar la falta de dimensión en el contexto político o global de la cinta… y de toda la trilogía, finalmente.

STAR WARS: LOS ÚLTIMOS JEDI (2017), de Rian Johnson. 

Recibida con división de opiniones, estamos ante el episodio más complejo de toda la saga. Lúcido e inteligente. No significa el mejor, ni mucho menos, pero me extrañará que con el tiempo no alcance el reconocimiento general, porque los riesgos tomados y el camino seguido son más que interesantes. Brillante. El estreno del año.



SUPER 8 (2011), de J. J. Abrams. 

Se ha vendido esta película como una revisión del espíritu de las películas de los 80 de Spielberg y todos los que a su abrigo acometieron proyectos donde la infancia y la juventud tenían un protagonismo absoluto, bajo la producción del primero o simplemente su influencia. Hay mucho de eso, desde luego. En esta nueva década parece que surgen voces que apuestan por una narrativa más clásica y por contar historias a la vieja usanza, la buena, pero que esto no nos lleve a sobrevalorar o crear ídolos donde no los hay. “Super 8” se merece un notable, pero sin desmadrarse.

THOR: RAGNAROK (2017), de Taika Waititi. 

Seguramente el mainstream que más ha triunfado entre los fans por entretenido y divertido. La mejor de la franquicia.

UN AMIGO PARA FRANK (2012), de Jake Schreier. 

Un encantador mecanismo, matizado en cuanto a los géneros, que alcanza el éxito navegando por derivas complicadas. Tierna, emotiva, reflexiva, agradable. Robots cuidadores, personas mayores necesitadas de cuidados…

UPGRADE (2018), de Leigh Whannell. 

Un aseado mecanismo de género. Un buen título, modesto y poco conocido, de acción y Ciencia Ficción. Buenas escenas de acción y una historia que no está mal.

VENGADORES: ENDGAME (2019), de Anthony y Joe Russo. 

La conclusión de esta primera fase de universo Marvel, la película más taquillera de la historia. No está a la altura de su predecesora, Infinity War, pero ha dado la conclusión satisfactoria a los fans.

VENGADORES: INFINITY WAR (2018), de los Hermanos Russo. 

Fue el gran pelotazo del año. Ver cómo destacan mediocridades como Black Panther y dejan esta en el olvido causa sonrojo, si de lo que se trataba era de dar foco a una cinta de superhéroes. No mejora la trilogía de Capitán América, a pesar de todo, pero su aliento épico, su espectacularidad e impacto están fuera de toda duda. El gran espectáculo de este año.



VENGADORES: LA ERA DE ULTRÓN (2015), de Joss Whedon. 

La peor entrega de la saga “Vengadores”. Un pirotécnico espectáculo que se ve igual que se olvida. Ideal para la evasión.

X-MEN: DÍAS DEL FUTURO PASADO (2014), de Bryan Singer. 

No es una saga que me apasiones en líneas generales, más allá del divertimento que me suponen los superhéroes por defecto. Aquí nos metemos en los viajes en el tiempo para ampliar el universo y darle más vueltas de tuerca. Gustará a los fans…

X-MEN: PRIMERA GENERACIÓN (2011), de Matthew 

Vaughn. Estupenda precuela de la saga, de lo mejor de la misma. Perdón, la mejor de ellas. Un espectáculo satisfactorio y que saca partido a sus muchos personajes y conflictos.

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