ZEPPELIN ROCK: LOS MEJORES WESTERNS DE LOS AÑOS 40 - Las mejores películas del Oeste de los 40

lunes, 7 de diciembre de 2020

LOS MEJORES WESTERNS DE LOS AÑOS 40 - Las mejores películas del Oeste de los 40

 

Murieron con las botas puestas.

por MrSambo (@Mrsambo92)
del blog CINEMELODIC



No había llegado la época de esplendor del Western aún, que sería en la siguiente década, de la que ya traje su lista, pero aún así tenemos gloriosos títulos del que es el género más completo de la historia del cine. Ya aparecen títulos míticos, paradigmáticos del clasicismo en el género, pero también otros innovadores, que abrieron caminos y forjaron nuevos clasicismos. Una variedad estilística y conceptual, de fondo, exuberante y fértil, digna de este género tan profundo, matizado y rico. 

Los hermanos Marx en el Oeste.

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Las mejores películas del Oeste de los años 40
(los mejores westerns de los 40)



CIELO AMARILLO (1948), de William A. Wellman. 

Un western atípico, oscuro, original, imprevisible, seco, romántico, nada convencional, que manteniendo los ingredientes del género los maneja de una forma totalmente distinta, profundo, denso, complejo. Un western de referencia. “Cielo amarillo” es una película curiosa, una rareza de un director considerado un mero artesano, una infravaloración que no hace justicia a muchas de las extraordinarias obras que nos ha regalado. Además de todo ello tenemos personajes de compleja psicología, un tono denso y profundo de gran enjundia, lo que trasciende a todo género, aunque es un western puro. Como una película de autor pero profundamente clásica. 




DUELO AL SOL (1946), de King Vidor. 

Vidor es, quizá (lo he comentado varias veces), uno de los directores más pasionales y sensuales de la historia del cine. Y quizá también “Duelo al sol” sea el western que posea esos elementos de manera más sublime. Arrebatadísimo triángulo amoroso, atrevidísima película, soberbia de cabo a rabo… salvo por la insufrible interpretación de Jennifer Jones, que es horrenda. 

EL FORASTERO (1940), de William Wyler. 

Soberbio Western donde todo funciona a una altura extraordinaria. Menos mencionado y reivindicado que otros, pero de calidad excelsa. El duelo entre Gary Cooper y Walter Brennan, que le dio el Oscar al segundo, comandado por William Wyler. Si te gusta el género, ni lo dudes. 

FORT APACHE (1948), de John Ford. 

Incontestable obra maestra de Ford. Sería la película que abriría la llamada “Trilogía de la Caballería”. La desmitificación de la leyenda y a la vez la gestación de la misma en un tratamiento sublime e inigualable. Descorazonada y descarnada, es una obra de arte desde que empieza hasta que termina, con unos Henry Fonda y John Wayne majestuosos. 




INCIDENTE EN OX-BOW (1942), de William Wellman. 

Magistral western, obra maestra de William Wellman, un talento infravalorado, como no me cansaré de repetir. Fue uno de los primeros análisis que hice para el blog, ¡y aún no lo he publicado! Duro, reflexivo, realista, implacable e impecable. Una obra que vuela a una altura inmensa, pero que sorprendentemente no es de los más conocidos dentro del género… De obligado visionado. 

JUNTOS HASTA LA MUERTE (1949), de Raoul Walsh. 

Versión en Western de “El último refugio”, la obra maestra del propio Walsh con Bogart de protagonista y que os traje en la lista de 1941. Por supuesto el resultado es otra maravillosa película. Ya saben, esta no falla. 

LA LEGIÓN INVENCIBLE (1949), de John Ford. 

Obra maestra. Un no parar. Uno de los mejores Westerns de la historia, una de las grandes cintas de Ford, que se dice pronto, del mejor director de la historia del cine. Es amarga y es bella, es sentida y es profunda, y John Wayne es un icono al que pocos alcanzan. Imprescindible. 




LA VENGANZA DE FRANK JAMES (1940), de Fritz Lang. 

Incomprendido western este de Fritz Lang, el primero que rodó. No es un referente del género, pero sí una excepcionalidad. Complejo, reflexivo, oscuro. Es el primer título a color del maestro. 

LOS HERMANOS MARX EN EL OESTE (1940), de Edward Buzzell. 

Cita obligada cada año. Los geniales hermanos desplegando su talento en el oeste. Otra genialidad. 

LOS INCONQUISTABLES (1947), de Cecil B. DeMille. 

Entretenida cinta de aventuras, ambientada en los años previos a la Guerra de la Independencia americana. Nos cuenta la odisea de una mujer deportada a las colonias americanas como esclava. Protagonizada por Paulette Goddard y Gary Cooper, y con la fantástica narración de DeMille. 

MURIERON CON LAS BOTAS PUESTAS (1941), de Raoul Walsh. 

¡Cómo será de buena que el hecho de que no tenga que ver casi nada con lo ocurrido en realidad queda diluido! Idealización del General Custer desde sus primeros pasos en la Academia Militar de West Point hasta su muerte en la legendaria batalla de Little Big Horn. Western, comedia, bélico… con el ritmo y pulso narrativo del maestro Walsh. Impecable. 

PASIÓN DE LOS FUERTES (1946), de John Ford. 

Con esta descomunal obra maestra, el genio Ford logró lo que para mí es un hito, fundir los dos géneros más completos del cine, el western y el Cine Negro Clásico, en una sola película, algo que estaba ahí, que subyacía, pero que el maestro plasmó finalmente en esta obra imperecedera, uno de sus más brillantes títulos, aunque suene menos que otros. Un cinéfilo que se precie no puede dejar de verla. 




PERSEGUIDO (1947), de Raoul Walsh. 

Un western psicológico de Walsh. Traumas infantiles, el protagonismo de Mitchum, la siempre potente narración del maestro y una mezcla entre western y thriller que resulta atractiva. No es uno de los trabajos destacados del director, pero resulta aceptable. 

POLICÍA MONTADA DEL CANADÁ (1940), de Cecil B. DeMille. 

No es una obra maestra, pero es citada como ejemplo de Western fuera de las fronteras típicas del Western. Una buena película de aventuras con gran director y con gran reparto para pasar un magnífico rato. 

RÍO ROJO (1948), de Howard Hawks. 

Absoluta obra maestra del western que ya empezaba a dejar obras maestras absolutas en los albores de los 50. Western iconográfico sobre el vagar de los ganaderos buscando los mejores lugares y pastos para su ganado. El duelo generacional entre Wayne y Clift es mítico, dejando dos interpretaciones para el recuerdo. 




TIERRA GENEROSA (1946), de Jacques Tourneur. 

La capacidad para las atmósferas de Tourneur no tiene parangón en la historia del cine. Incluso los Westerns que realizó tiene un aura especial, un toque fantasmagórico sutil muy personal. Aquí, junto a Dana Andrews, que nos estaba dejando grandiosas obras maestras (este mismo año la citada “Los mejores años de nuestra vida”), nos ofrece un Western que se aleja del tópico del género, aunque no lo parezca. Quizá nadie lo mencionará entre sus favoritos, pero si eres fan del género seguro que te resulta atractivo en su particularidad. 

TRES PADRINOS (1948), de John Ford. 

Tres Reyes Magos en el oeste. Un entrañable y tierno cuento navideño en la arena de los desiertos y el oeste americano. Sólo Ford podía coger estos ingredientes y convertirlo en una película tan luminosa y cálida. De esas obras que están en segundo plano por culpa de ejemplares filmografías, pero que resultan una absoluta delicia.

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