ZEPPELIN ROCK: Reseña crítica del disco de ACDC "Power Up" (2020): Review

lunes, 23 de noviembre de 2020

Reseña crítica del disco de ACDC "Power Up" (2020): Review

 

Por Esteban Martínez (@EMartineC)




Hace ahora veinte años que ACDC publicaron un poco agraciado Stiff upper lip (2000), disco que abordaba una tonalidad más blusera que lo habitual por parte de la banda y que por lo mismo quedó inevitablemente sabiendo a poco tras la larga sombra dejada por álbumes como The razor's edge (1990) o el fantástico Ballbreaker (1995). Por esto mismo, fuimos muchos quienes gozamos con la vida la llegada de un disco como Black ice (2008), que traía de vuelta al ACDC más afilado y que en temas como 'Big Jack', 'War machine' o 'Wheels' daban muestras de aún poder sacudir nuestros corazones como solo ellos saben hacer. En la gira de promoción del álbum, sin embargo, pudimos apreciar que el paso del tiempo llega para todos y si bien ese concierto grabado en Buenos Aires en 2012 volvió a mostrar a una banda dejándose la vida sobre el escenario, algo en esas interpretaciones ya no era igual y, digámoslo, Brian Johnson en las vocales se oía ya algo tocado entre canciones bajadas de tono y tiempos levemente más lentos. Un par de años más tarde dicho (inevitable) declive se apreció en la publicación de un disco de manual como Rock or bust (2014), el cual derivó en la confusa salida de Brian de la banda por asuntos de salud y una gira con Axl Rose al frente sacando adelante la tarea. Si a esto agregamos la dolorosa partida en 2017 del insigne Malcolm Young y los problemas judiciales del batería Phil Rudd, que decir, todo parecía indicar que el fin para la leyenda había llegado. Pero para sorpresa de todos, aún habría algo más... 



Cuando realmente nadie podría haberlo esperado, y bajo la consigna de que "así lo habría querido Malcolm", en este especial 2020 llegó a nosotros la noticia de golpe: volvía ACDC, con Brian en las voces, Phil Rudd en batería y material que venían preparando desde hace un año aproximadamente. Y de eso se trata Power up, el más reciente zarpazo de una banda que se niega a dejar lo que son: la definición misma del rock and roll. ¿Y alguien podría culparlos acaso? Sobre todo cuando nos regalan un disco que en sus cuarenta minutos de duración entrega la mejor versión posible de ACDC en la actualidad. No se han querido complicar y mucho menos re inventar la rueda sino simplemente sacarle partido a unos cuantos riffs que tenían, pasarse un buen rato y de paso compartirlo con nosotros. Y eso es lo que han logrado. Dicho en simple: Power up mejora lo entregado en Rock or bust, pero no se acerca al filo ni a la creatividad mostrada en Black ice. Las cosas como son. 




La comparación con los dos antecesores inmediatos tiene sentido pues han vuelto a trabajar con Brendan O'brien en la producción, el mítico colaborador de Pearl Jam o Stone temple pilots en los 90's, quien ha sabido sacarle partido al potencial de banda, en un conjunto de canciones que en contados momentos vuela alto para en general cumplir. Sobresale la fantástica partida a cargo de 'Realize', que de entrada en su buen rollo se come con papas fritas al Rock or bust completo, 'Witch's spell' o 'Demon fire' (si, es 'Whota lotta rosie´ todo el rato), que entregan esas dosis necesaria de velocidad en cualquier disco de ACDC, mientras que 'Rejection', 'el single 'Shot in the dark' (muy en la línea de 'Hard as a rock' del Ballbreaker) o 'Code red' son pura fuerza y 'Trough the mists of time' es exquisitamente melódica aportando diversidad y sorpresa al conjunto. 

A destacar el cometido de Brian Johnson, absoluto protagonista del álbum sonando enorme en sus registros en un regreso que sabe gloria, mientras que Angus Young suena en general bastante contenido al punto de dejar en varios solos con gusto a poco. Por supuesto que el álbum cae por momentos en el relleno, ahí 'Wild reputation' o 'No man's land' es poco lo que suman armando una recta final que únicamente deja los minutos correr. 

El tiempo dirá si esta efectivamente será la última entrega de ACDC, de ser así, estamos pagados y no podemos sino sentirnos agradecidos por haber vuelto a sentir la magia de la banda una vez más en un trabajo más que digno que sin alcanzar sus cotas más brillantes si coloca las cosas en su lugar.

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