ZEPPELIN ROCK: THE BLACK DAHLIA MURDER - Verminous (2020): CRÍTICA Review

lunes, 1 de junio de 2020

THE BLACK DAHLIA MURDER - Verminous (2020): CRÍTICA Review


Por Esteban Martínez (@EMartineC)




El hecho de querer a toda costa lanzar un disco cada año suele impedir que muchas bandas asuman riesgos con su sonido, más en el mundo del metal, donde las experimentaciones habitualmente no son bienvenidas por la fanaticada de turno. De ahí que los norteamericanos The Black Dahlia Murder desde 2003 a la fecha vengan siendo fieles a una fórmula bastante regular, con álbumes cada dos años, compuestos por diez temas que rondan la media hora de duración y que en lo musical han abrazado el death melódico como estandarte, con una clara influencia de un clásico del género como At the gates.




En esa línea, discos como Abysmal (2015) o Nightbringers (2017) fueron capaces de sonar veloces, brutales y técnicos, dando muestras de una receta que la banda ya maneja a antojo sabiendo sacar buenos resultados de esta, ambos discos estuvieron bien y seguro saciaron la sed de todos quienes buscan en la banda un metal dispuesto a no dejar títere con cabeza, aunque claro, la crítica siempre estará puesta en la falta de diversidad, algo muy común ciertamente en todas las bandas de death técnico. En este sentido, Verminous pareciese que intenta hacerse en parte de dicha crítica, apareciendo como un digno sucesor de los mencionados, entregando al auditor lo que se espera de esta banda pero también saliendo a tomar aire cuando la ocasión así lo amerita.




Para muestra la partida a cargo de 'Verminous' (la canción), una pieza veloz y eficaz pero a la que han sabido darle un giro instrumental en su minuto final, bajando las revoluciones y alivianando la descarga. Algo similar ocurrirá más adelante con 'Removal of the oaken stake', un tema que deja que se perciba la armonía en compañía de una cabalgata endemoniada del doble pedal (Alan Cassidy, una máquina) pero donde pese a existir velocidad se percibe la intención de dejar que la canción se desenvuelva con calma (no por nada es de las pocas que sobre pasa los cuatro minutos de duración). Entre estas aparecerán dos más clásicas como 'Godlessly' o 'Child of night', que son absoluto desenfreno por lo que el álbum poco a poco irá mostrando sus cartas, matizando el machaque incesante con canciones como 'Sunless empire' o 'How very dead' que controlan un poco más el paso, mientras que en 'The wereworm's feast' sabrán encontrar el equilibrio perfecto entre brutalidad, una ejecución impecable y una estructura que no suena tan obvia como en ocurría en otros álbumes.

Veníamos acostumbrados a canciones de The Black Dahlia Murder que tras un par de redobles se lanzaban rápidamente a la yugular del auditor. En esta ocasión la banda ha sabido bajar un tanto la intensidad sin perder el peso en su sonido, el resultado se agradece e invita a creer que a futuro la agrupación pueda ser capaz de ir saliendo de su zona de confort para enfrentar nuevos desafíos.

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