ZEPPELIN ROCK: FITO PÁEZ - La Conquista del Espacio (2020): CRÍTICA Review

lunes, 15 de junio de 2020

FITO PÁEZ - La Conquista del Espacio (2020): CRÍTICA Review


Por Esteban Martínez (@EMartineC)




Sabiendo con certeza que el tiempo pasa para no volver, el argentino Fito Páez insiste en mantenerse creativamente vivo, ya sea conectándose con su público en actuaciones de diverso tipo (últimamente con esto del Covid19 lo vimos muy activo transmitiendo desde su instagram) o lanzando nuevo material de manera continua. El caso es que a poco más de dos años del notable La ciudad liberada (2017) llega a nosotros este nuevo disco donde el argentino abre su presente sin tapujos y en poco más de treinta y cinco minutos da muestras del consolidado momento continúa viviendo. Y es que Fito Páez pareciese aún tener demasiado que decir y aquello maravilla, independiente de que en lo musical el artista recurra a sus lugares comunes cada canción dice algo, entrega un mensaje en la clásica dicotomía del argentino, oscilando entre el amor y la rabia pero siempre firme y claro en sus ganas de expresar y por sobretodo, sonar honesto.





El foco por tanto está puesto en el mensaje y los arreglos se encontrarán al servicio este, lo cual se evidencia de inmediato en 'La conquista del espacio' (la canción), donde una orquesta acompaña y entrega fuerza + épica a las líricas esperanzadoras de un Páez que aboga por "la conquista de decirnos la verdad". En ocasiones este mensaje disparará hacia la sociedad, como ocurre en 'Las cosas que me hacen bien' ("Vamos por la cumbia, la misa, el perreo, el fernet con cocacola..."), 'Gente en la calle' ("Gente que está super sola y que necesita tu amor /Gente que vive en el dolor...") o en las referencias a la violencia de género que se presentan en la excelente cumbia/rock de 'Ey, you!' o el rock & roll simplón de 'Nadie es de nadie'.




En otros momentos el mensaje irá hacia adentro, con Fito hablando de si mismo, reflexionando en torno al sufrimiento básicamente en 'Resucitar' ("No es fácil vivir con el dolor que te causé / Pero empiezo a sentirme bien...") con esos vientos + guitarra que recuerdan por segundos la grandilocuencia expresada alguna vez en su clásico Circo beat (1994), en la sensible 'La ciudad de las bestias' ("No puedo evitar hacer el daño y después mi corazón se rompe en mil pedazos...") o 'Maelstrom' ("Y hoy volvés a reír / Las drogas son la luz, también el poison...").

El cierre, as usual, será en tono sonriente con una oda al amor en 'Todo se olvida' ("En el amor solo se trata de estar cerca / La vida sin amor no significa nada..."), cerrando así un álbum nuevamente notable, en lo musical menos ambicioso que La ciudad liberada y más directo en su mensaje, aunque lejos de ser un disco trabajado en piloto automático, recuperando una regularidad que no lograba desde hace bastante y logrando lo que muy pocos, seguir sonando interesante a pesar de las décadas y plenamente vigente en sus mensajes. Tremendo.

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