ZEPPELIN ROCK: Las mejores películas de 1949 - Lo mejor del cine de ese año: Lista y comentarios

domingo, 17 de junio de 2018

Las mejores películas de 1949 - Lo mejor del cine de ese año: Lista y comentarios

El tercer hombre.

por MrSambo (@Mrsambo92)
del blog CINEMELODIC



Es indudablemente la época dorada del cine. El último año de una de las dos mejores décadas de la historia. Cumbre de la aplicación del expresionismo a los géneros y modos de los estudios americanos, donde rompieron el Cine Negro, el terror, el neorrealismo, la RKO y los Estudios Ealing… Además, la comedia clásica alcanza una depuración excepcional y el musical comienza a avisar de sus intenciones. Son incontables las obras maestras, iconográficas, referenciales, pioneras o, simplemente, magistrales, que se iban estrenando año a año, hasta hacer de estas listas algo casi inabarcable. Inaudito. Obras eternas e imperecederas de las que quien más quien menos habrá oído hablar.

Muchas comedias, de diverso tipo, destacando la irrupción de los trabajos de los Estudios Ealing, mítica productora británica. Lo que sigue predominando, por encima de todo, son las películas de Cine Negro… así como numerosas obras maestras en todos los géneros.


Primavera tardía.


Las mejores películas de 1949
(lo mejor del cine de ese año)



ALMAS DESNUDAS, de Max Ophüls

Ya traje películas del gran Ophüls, uno de los directores más elegantes de la historia, pero en esta época comienzan a llegar obras suyas americanas, como algunas citadas en fechas anteriores y estas que señalo y señalaré, inmersas en el Cine Negro, como no podía ser de otra forma siendo los 40. Esta, concretamente, es una pequeña joya, una relación sutil de amor, deseo e intriga, que mezcla melodrama y Noir desnudando a dos personajes de manera deslumbrante, especialmente a ella, Joan Bennett, que hace una encarnación magnífica, y que a través de la aventura en la que se sumerge, se da de bruces con su soledad, falta de cariño y desamparo. Es una película excelente, pero por lo psicológico, más que por la trama negra.





ALMAS EN LA HOGUERA, de Henry King

Un buen bélico protagonizado por Gregory Peck, que supone una interesante reflexión sobre el liderazgo. Y con gran director.


AL ROJO VIVO, de Raoul Walsh

Uno de los testamentos más indiscutibles en celuloide, y del cine de gangsters por concretar. Monumental obra maestra de Raoul Walsh, una de sus cimas como autor. Es sencillamente descomunal, con un final legendario y un personaje, Cody Jarret, y una interpretación, la de James Cagney, que son eternos e historia del cine. Si te gusta el Cine Negro, el de gangsters o similares, esta es del Top más selecto de indispensables.


ARROZ AMARGO, de Giuseppe De Santis

Mi madre me recordaba esta película, que le produjo un gran impacto por varios momentos duros y tensos de la trama, más allá que por el acentuado erotismo que conmocionó al público de la época, que ahora seguramente resultará ingenuo… Una gran película con tintes neorrealistas.




ATORMENTADA, de Alfred Hitchcock

Con defectos, casi todos provenientes del guión, como es el exceso de diálogo, tenemos aquí una exótica cinta del maestro Hitchcock que nos lleva al siglo XIX en Australia, concretamente al año 1835, para entregarnos un intenso drama que se aleja en cierta medida de sus inquietantes thrillers y cintas de suspense, centrándose en las desventuras de una familia que ha hecho fortuna allí. Esto no significa que no tengamos momentos donde el crimen y la tensión tengan cabida, pero el maestro se centra en esta ocasión en otros aspectos para darles predominancia.


ATRAPADOS, de Max Ophüls

Otra estupenda cinta negra de Ophüls, donde el drama vuelve a compartir protagonismo con el toque Noir, incluso prevalece sobre aquel. Algo por debajo de “Almas desnudas”, se trata de otro estupendo trabajo en el que destacar a James Mason de nuevo.


CARTA A TRES ESPOSAS, de Joseph L. Mankiewicz. 

Obra maestra de Mankiewicz, con uno de esos guiones magistrales con los que nos deleitaba el maestro. El mundo femenino y de las relaciones, la vida en convivencia y en ese pequeño pueblecito que universaliza el retrato y las reflexiones. Una joya.





DÍA DE FIESTA, de Jacques Tati. 

No se puede no adorar a Tati. Este es uno de sus clásicos. Un maestro contracorriente, que con el auge del sonoro él decidió no hablar. Este es su debut, con un estilo que rinde homenaje a los grandes humoristas del mudo americano. Deliciosa, encantadora.


DUELO SILENCIOSO, de Akira Kurosawa. 

Un drama de post guerra por Kurosawa y su actor fetiche, Toshirô Mifune. Una obra notable que al no estar entre sus grandes epopeyas o cintas épicas se la conoce menos, pero que resulta brillante de principio a fin.


EL ABANICO DE LADY WINDERMERE, de Otto Preminger. 

Adaptación de la conocida obra de Oscar Wilde a la que Preminger saca buen partido gracias a su aprendizaje con Lubitsch seguramente, y eso que no era el género en el que se sentía más cómodo.


EL ABRAZO DE LA MUERTE, de Robert Siodmak. 

Magnífica película de Cine Negro por uno de sus grandes maestros en los 40, Robert Siodmak. De nuevo aliado con Burt Lancaster, pretendiendo rememorar el éxito de una de sus cimas, “Forajidos”, también con Lancaster. Desde luego no llega a tanto, pero también es indudable que vuela a una altura magnífica, digna de las grandes obras del género.




EL DEMONIO DEL MAR, de Henry Hathaway. 

De gran reparto, una bella historia de aventuras sobre el aprendizaje y la maduración. Widmark y Barrymore excelentes. Hathaway, como siempre, impecable.


EL ÍDOLO DE BARRO, de Mark Robson. 

El boxeo como una de las bellas artes. El deporte más cinematográfico de la historia no ha dejado de entregar maravillas. Aquí tenemos una de las más destacadas, y no será la única este año. Inconmensurable Kirk Douglas. El propio Robson dejó otra obra maestra del cine pugilístico con “Más dura será la caída”, un director destacado en muchos géneros.


EL GRAN PECADOR, de Robert Siodmak. 

Se pasó a las adaptaciones de novelas rusas, nada menos que de Dostoievski, de la que aquí rescata su obra “El jugador”. Y lo hace bien, Siodmak, cumpliendo, aunque sin alardes, junto a la dupla formada por Gregory Peck y Ava Gardner.


EL MANANTIAL, de King Vidor. 

Obra maestra del director más pasional y tórrido del Cine Clásico. Excepcional adaptación de la novela de Ayn Rand, definitoria del liberalismo ideológico y las virtudes de la ambición y el egoísmo. Las escenas de amor son francamente potentes y sensuales, marca de la casa. Un grandísimo Gary Cooper lidera esta joya.




EL PERRO RABIOSO, de Akira Kurosawa.

Joya compleja y profunda de Kurosawa que se adentra de lleno en el Cine Negro. La influencia occidental en el cine de Kurosawa es incuestionable. La asimilación de dicha influencia por parte del director, de la estética y estilo, es perfecta. En "El Perro Rabioso", la influencia del Cine Negro americano, su estética de luces y sombras y su esencia se aprecia en todo momento, y todo esto sin perder, al contrario, encontrando en ese camino, el estilo personal del autor, ni su esencia oriental en sus tesis. Cabe añadir además la influencia del neorrealismo italiano, en ese descenso a los infiernos, en especial del policía más joven, que supone la investigación policial de la trama.


EL POLÍTICO, de Robert Rossen. 

Otra magistral obra, en este caso de Robert Rossen, que reflexiona lúcida y brillantemente sobre la fuerza corruptora del poder. La política y el deterioro moral que provoca la misma. Un hombre honesto que al adquirir poder llega a la depravación moral. Magistral desarrollo y evolución, paradigma del cine político y con una descomunal interpretación de Broderick Crawford.


EL SILENCIO DEL MAR, de Jean-Pierre Melville. 

Uno de mis más admirados directores franceses, con una filmografía repleta de joyas que, por desgracia, no alcanzan al público masivo más cinéfilo. Este corta peliculita, muy desconocida, sobre la relación entre un anciano y su sobrina con un afable oficial nazi que los acoge, es su debut, su magnífico debut, que tuvo una gran influencia en la Nouvelle Vague que llegaría a finales de los 50.




EL TERCER HOMBRE, de Carol Reed

Una de las grandes obras maestras del cine, la cima de su director, o una de ellas, Carol Reed, con la alargada sombra de Orson Welles sobrevolándolo todo. Soy muy de Reed, al que otorgo la mayor parte del mérito, habida cuenta de sus títulos anteriores y estilo, aunque haya mucho de Welles en esa planificación barroca de encuadres y poder visual. Es una abrumadora obra maestra, Cine Negro de primera clase, con una de las mejores presentaciones a un personaje, la que se hace a Welles, y algunos diálogos míticos, como el de la noria sobre relojes de cuco, los suizos y el Renacimiento… Graham Greene adapta su propia obra, logrando un libreto superior a su propia novela.


FLAMINGO ROAD, de Michael Curtiz

Hice un díptico con esta película y “Alma en suplicio”, que os traje en la lista del 45. Joan Crawford y Michael Curtiz (también repite Zachary Scott) compartiendo proyecto. Inferior a aquella, no es una mala película, un drama sureño con toques de intriga donde se incluyen elementos de corrupción política y crimen organizado. Solvente.


FUEGO EN LA NIEVE, de William A. Wellman

Centrada en la Batalla de las Ardenas, una cinta bélica en la que la acción se mezcla con buenas reflexiones humanistas, típico en Wellman.


JUNTOS HASTA LA MUERTE, de Raoul Walsh

Versión en western de “El último refugio”, la obra maestra del propio Walsh con Bogart de protagonista y que os traje en la lista de 1941. Por supuesto el resultado es otra maravillosa película. Ya saben, esta no falla.


LA COSTILLA DE ADÁN, de George Cukor

Obra maestra de la comedia y la lucha de sexos con una pareja eterna como protagonistas: Spencer Tracy y Katharine Hepburn. Y con Cukor al mando. Imprescindible, perfecta. No se la pierdan. Cumbre de la comedia.



LA HEREDERA, de William Wyler

Soberbia adaptación de la novela de Henry James “Washington Square”. Depurada, perfecta y elegante dirección del maestro Wyler, para no variar. Grandiosas interpretaciones de Olivia de Havilland y Montgomery Clift, en un drama potentísimo e intenso. Es otra obra maestra. Una más en este año…


LA LEGIÓN INVENCIBLE, de John Ford

Obra maestra. Un no parar. Uno de los mejores westerns de la historia, una de las grandes cintas de Ford, que se dice pronto, del mejor director de la historia del cine. Es amarga y es bella, es sentida y es profunda, y John Wayne es un icono al que pocos alcanzan. Imprescindible.


LA NOVIA ERA ÉL, de Howard Hawks

Sólo Howard Hawks podía travestir a Cary Grant, y sólo Cary Grant podría llevar semejante look con la más sublime de las elegancias. Divertidísima joya de la comedia con los dos maestros deleitándonos a base a bien: Howard Hawks y Cary Grant. Divertidísima.


LA VENTANA, de Ted Tetzlaff

Claro antecedente de algunas de las obras maestras de Hitchcock, aunque lejos de la calidad de las del maestro. Pequeña e interesante película de clara influencia hitchcockiana de poco más de una hora que nos recordará a esa obra maestra del cine que es “La ventana indiscreta” (Alfred Hitchcock, 1954), a la que se adelantó en 5 años. Tetzlaff fue el director de fotografía en "Encadenados" (Alfred Hithcock, 1946), para hacer este antecedente más evidente.




LLAMAD A CUALQUIER PUERTA, de Nicholas Ray

Maravilloso thriller protagonizado por Bogart bajo la dirección de Nicholas Ray. Cine Negro y judicial con alguna debilidad pero de un nivel general notabilísimo. Más que recomendable.


MADAME BOVARY, de Vincente Minnelli

La obra maestra de Gustave Flaubert adaptada por Minnelli de manera más que aceptable.


MANON. De H. G. Clouzot

El magnífico director francés se arriesga con un drama con muchos elementos de Cine Negro donde el romance, la prostitución, la locura y la intolerancia se dan cita durante la narración. Película no muy conocida, aunque tuvo su éxito en su estreno, de honda amargura y calado.


MÁS ALLÁ DEL BOSQUE, de King Vidor

Un King Vidor en su salsa junto a una malvadísima Bette Davis, casada con un bondadoso hombre, pero obsesionada con acostarse con un millonario industrial. Elementos suficientes para gozar.




MERCADO DE LADRONES, de Jules Dassin

Un gran título negro que no defraudará al que apueste por él. La última película de Jules Dassin antes de que la Comisión de Actividades Antiamericanas, la llamada Caza de Brujas, le hiciera abandonar el país por considerarlo un comunista peligroso. Una magnífica obra hecha a toda prisa y casi sin previo aviso, improvisada, que si bien no es la mejor de la filmografía de Dassin deja patente su talento de forma muy contundente.


NADIE PUEDE VENCERME, de Robert Wise

Los perdedores, lo sórdido, el sacrificio, el hampa… elementos que nadie toca mejor que el Cine Negro, y si además añadimos el mundo del boxeo se suelen alcanzar cotas sublimes. Esta es una película pequeña, de 72 minutos, pero deslumbrante. Las escenas en el ring son tremendas, de lo mejor visto hasta ese momento, y con un Robert Ryan poderoso y excelso.


MUJERCITAS, de Mervyn LeRoy

No es la primera vez que aparece la historia creada por Louisa May Alcott en estas listas. Ya traje la versión que Cukor realizó en 1931. LeRoy logra otra magnífica versión-adaptación-remake con grandes interpretaciones.




OBSESSION, de Edward Dmytryk

Interesante propuesta de Cine Negro e intriga esta de Dmytryk, que tiene de todo. Crímenes, celos, ideas psicológicas, suspense… Ideal para sumergirse en pequeñas joyas desconocidas.


OCHO SENTENCIAS DE MUERTE, de Robert Hamer

Una productora mítica y encantadora. Un buen número de cinéfilos siente especial cariño por esta productora británica que tan bien entendió la comedia, especialmente la negra. Eso es lo que tenemos aquí, una comedia negra ejemplar. Es una joya de los Estudios Ealing, así que ustedes mismos…


ODIO ENTRE HERMANOS, de Joseph. L. Mankiewicz

Mankiewicz zambulléndose en el Cine Negro pero con toque especial. Inspirada en ciertos aspectos de “El rey Lear” shakespeariano, tenemos otra gran película del director, que ya nos había regalado una obra maestra este mismo año. Notable film.




PASAPORTE PARA PIMLICO, de Henry Cornelius

Más de la Ealing con otra atractiva sátira, muy británica además. No es tan brillante como la anterior, “Ocho sentencias de muerte”, pero merece la pena.


PINKY, de Elia Kazan

El Kazan más social. Un alegato contra el racismo y el prejuicio social de un director tremendamente comprometido. Uno de los más grandes, de hecho.


PRIMAVERA TARDÍA, de Yasujiro Ozu

Obra maestra de la sutileza, la emoción contenida y la profundidad psicológica. El mundo femenino y la esencia de las tradiciones japonesas, sus conflictos y contradicciones. Película de composiciones, de encuadre, como casi todas las de Ozu, sin movimientos de cámara, con planos sostenidos y fijos. Un sombroso maestro. Una de sus películas incontestables, que son muchas.


PRISIÓN, de Ingmar Bergman

Metalingüismo, metacine, experimentos muy del gusto de Bergman, y de los que se sirve, como es el caso, para reflexionar y filosofar sobre el sentido de la vida, las relaciones, la religión, Dios y el diablo. Muy interesante.




RELATO CRIMINAL, de Joseph H. Lewis

Un aceptable thriller con Glenn Ford en el papel protagonista. Es el género donde mejor se movía Joseph H. Lewis, donde ha dejado sus trabajos más destacados.


TRES AMORES EXTRAÑOS (LA SED), de Ingmar Bergman

De nuevo Bergman, y esta vez inmerso en otra de sus obsesiones: las relaciones de pareja. En un simbólico tren y un entorno desolado por la guerra escucharemos las reflexiones de un matrimonio en horas bajas.


UN DÍA EN NUEVA YORK, de Stanley Donen, Gene Kelly

Un clásico del musical con un clásico de los musicales: marineros de permiso. Y los seguiremos por las calles de Nueva York, en una novedosa propuesta. Donen y Kelly sublimando coreografías y escenificando la vitalidad clásica de sus trabajos.




VORÁGINE, de Otto Preminger

Interesante película de intriga de Preminger, que vuelve a trabajar con la bellísima Gene Tierney. No es de los trabajos más conocidos del director, pero resulta satisfactorio.


WHISKY A GO-GO, de Alexander MacKendrick

Y no hay mejor manera de concluir que con otra comedia de los Estudios Ealing. Simpatiquísima comedia que ahora resultaría casi imposible de realizar en su suave apología del alcohol. Tiempos de lo políticamente correcto… Un buen trabajo de MacKendrick, director de corta pero notable filmografía.

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