ZEPPELIN ROCK: Siniestro total - ¿Cuándo se come aquí? (1982): Crítica reseña (35º aniversario)

jueves, 16 de noviembre de 2017

Siniestro total - ¿Cuándo se come aquí? (1982): Crítica reseña (35º aniversario)



por Alberto Iniesta (@A_Maqueda_8)
del blog Discos



35 años sin saber cuándo se come aquí.

Sucede que hace la friolera ya de 35 años, los Siniestro Total debutaban con este histórico disco – para algunos también el mejor – llamado ¿Cuándo se come aquí? Empezando por la magnífica portada que, con ese aire a típico cómic que podría firmar perfectamente Escobar, nos anuncia una aventura de Siniestro Total que ya va camino de las cuatro décadas, pero que tuvo su origen en este plástico. El disco entero no tiene desperdicio alguno.





No intentes buscar prodigios vocales halfordianos, solos como los de Rory Gallagher o virtuosismos a las teclas a lo Ray Manzarek, aquí los números hablan bien claro: 15 canciones en apenas 30 minutos, o lo tomas o lo dejas, pero está claro que si lo dejas te estarás perdiendo media hora de punk rock puro y duro y, sobre todo, diversión. Esa es una de las claves para entender a los Siniestro Total: su combinación de risas y rock and roll es una de las mayores alegrías que se ha podido llevar jamás nuestro rock, que de ese año 1982 no se podrá quejar: un tal Volumen Brutal, El Acto, Esta Vida Me Va A Matar, Corre Corre… son solo unos ejemplos. Pero volvamos a lo que nos incumbe: ¿Cuándo se come aquí?




Decía que es un disco histórico, y razones para demostrarlo hay. El ejemplo más evidente lo encontramos en la presencia de Germán Coppini, en el único disco de los Siniestro donde aparece su nombre, y con un currículum posterior que (¿hace falta recordarlo?) incluye Golpes Bajos o una carrera en solitario que, aunque algo irregular, ha conocido grandes momentos como aquel Carabás. Pero el viaje de este disco tiene muchas más paradas: la primera con ese canto al humor más siniestro – parafraseando su nombre – que es Todos los ahorcados mueren empalmados. Minimizando los defectos y puliendo las virtudes al máximo, consiguen en un minuto lo que muchos grupos no logran en tres y medio. Saben pisar el acelerador y no dudan en hacerlo en temas como El cobrador loco, un ejercicio de velocidad punk que cuenta la historia de un cobrador que mata a sus deudores sin miramientos. Precisamente serán esos temas acelerados a mil guitarrazos por acorde los más pegadizos y efectivos. 




El humor más absurdo vuelve con Las tetas de mi novia, que también demuestra que no todas las canciones han envejecido igual de bien, aunque recuerda así mismo que estamos en la España de 1982, donde hacía tan solo siete años todavía había una dictadura. La revista es el único tema donde Germán participa en la composición, y cuenta algo tan bizarro como la preocupación por ver lo que hace la gente cuando compras una revista. El humor más despreocupado vuelve con Matar jipis en las Cíes, donde hablan de matar como quien habla de comprar el pan. Hoy voy a asesinarte anuncia “nena voy a matarte”, al tiempo que reconoce que “te quiero, pero no aguanto más”. Como digo, es ese humor tan suyo al que no hay que darle muchas vueltas ni buscarle más acordes de los que tiene. Pese a que, como muchos discos de la época, tiene una producción muy mejorable por decirlo de un modo suave, ofrece dos cosas muy simples, pero a las que nadie debería negarse nunca: humor y rock and roll. Si todo el mundo añadiera unas gotas de esa gloriosa dosis en su vida, el mundo sería un lugar mejor.

El cobrador loco
https://www.youtube.com/watch?v=SFZu_j7hMn8

Matar jipis en las Cíes
https://www.youtube.com/watch?v=65DNV4s07Jk

(Aunque esté en el frenopático) te tiraré del ático
https://www.youtube.com/watch?v=b4hpf3gD9Zk

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