ZEPPELIN ROCK: Sons of Apollo - Psychotic Symphony (2017): Crítica del disco review

martes, 3 de octubre de 2017

Sons of Apollo - Psychotic Symphony (2017): Crítica del disco review


por Edy Fernandes (@edylefer)
del blog Soonatas



Se consideran semidioses, ante esta realidad se hicieron llamar Sons Of Apollo, una banda formada por varios eruditos musicales que traen toda su magia transformada en melodías que dan forma a una nueva propuesta del metal progresivo. Mike Portnoy, quien fue cofundador de Dream Theater, ha dado un importante paso siete años después de dejar a sus compañeros de escuela; luego de pasar por varias giras, así como grabar discos con distintos grupos de rock; tomó la iniciativa de reunir con él a cuatro genios de distintos instrumentos para procrear sonidos que parecen salidos del sol. Psychotic Symphony es su primer álbum, y aquí lo revisaremos con todos sus detalles.




Se escucha como vienen desde la lejana y mística India, el sitar toma el protagonismo para llevarnos por dimensiones que van más allá de lo terrenal, la guitarra juega con nuestros oídos, es el choque de tormentas, rugen los cielos para abrir las puertas de “God of the Sun”, el primer tema que ya empaña nuestros ojos auditivos. La batería de Portnoy llega para encender las llamas y dejar que el sonido del “heavy metal” haga presencia en el medio de tantos sonidos profundos. Van jugando con los tiempos para permitir que el viaje sea lento, quieren que captes las fuerzas que se levantan al paso de cada acorde.

A partir del minuto cinco llega un nuevo aire a través del sintetizador, las cuerdas de orquesta, los sonidos de la tormenta hace que entremos en otro tiempo, pero sigue siendo “God of the Sun”, que volverá a tomar una nueva dirección a los 06’50”, una marcha imperial hace que se abran las compuertas para el magistral encuentro, Ron “Bumblefoot” Thal hace que la guitarra vibre en otra dimensión, te encuentras con teclados que recuerdan a los sonidos de Yes, producidos por otro ex integrante de Dream Theater Derek Sherinian. Ya en este primer tema entran los ingredientes de lo progresivo, hacen que la música llegue hasta ese límite que se acerca a la exageración sin que eso ocurra, además de la teatralidad expresada en un pentagrama, que va dejando huella en cada nota.




“Coming Home” tiene un comienzo distinto, el sintetizador de Derek Sherinian con un aire a “Saga” pasado por un spray de Rush, lanzan los primeros avisos de lo que viene. Suena bien, aunque cuando se escuchan los coros parece que estamos frente alguna canción de KISS. Un buen solo de guitarra de “Bumblefoot”, quien ganó mucho reconocimiento por ser el guitarrista que grabó el álbum Chinese Democracy de Guns N´Roses. Unos teclados ahora con ambiente a “The Who” para crear una atmosfera diferente, que se refuerza con el grito de Jeff Scott Soto rememorando el icónico aullido de Roger Daltrey en “Won't Get Fooled Again”. Esta pieza es la tarjeta de presentación de la banda, muy heavy, sin perder su estilo progresivo.

La tercera canción es “Signs of the Time”, es más parecida a “God of the Sun”, en el sentido que ambas son más experimentales, pero aquí el metal esta en todo el ADN de la interpretación, el bajo de Billy Sheehan, el que mostró todo su capacidad con Mr. Big, marca las pulsaciones de principio a fin. Aquí están todos los ingredientes que hicieron posible el sello Dream Theater, Portnoy deja claro en esta pieza sus orígenes, las descargas de su batería, de la guitarra y los teclados muestran las bases musicales de esta banda que aquí suena como si estuvieran por levantar algo que tiene atmósfera de Nu Metal.




“Labyrinth” es sinfonía pura, tiene una mezcla de power metal, melodic metal y progressive metal. Los sonidos de los teclados nos llevan a grandes clásicos de Saga, pero que rápidamente son cortadas con la batería de Portnoy. Hay una intención de hacerla digerible, la forma en que interpreta Jeff Scott Soto la hace amigable, incluso busca un efecto contagioso para que quede grabado en tu mente, mientras los demás miembros continúan haciendo un derroche magistral con sus instrumentos. En la medida que avanza se hace compleja, espesa, es traslucida, venenosa, pero no te mata, es como quedar atrapado dentro de una medusa. Sons Of Apollo deja registrada en esta larga pieza todo lo que busca en este disco.

“Alive” es una especie de power ballad, la guitarra comienza con suavidad, va dando un delicado movimiento que sopla con el viento, estamos ante una canción que fácilmente puede sonar en las radios comerciales. Aquí no se busca el derroche de talento, es una píldora para suavizar todo lo que ocurrió en las primeras cuatro canciones. La guitarra de Ron “Bumblefoot” Thal suena por momentos a Satriani.




Vuelve el metal a dejar su huella, “Lost in Oblivion” quiere levantar la tierra en la cual te encuentras parado, busca lanzarte para que puedas ver desde más arriba que no todo es como te lo han contado, es fácil perderse en las palabras de los que dicen tener la verdad. Portnoy trae en su batería un poder particular para esta pieza. Es un mensaje claro, “Alive” fue solo un calmante, volvemos a martillar tus sentidos.

La experimentación de sonidos regresa con “Figaro's Whore”, quieren traer de aquellas composiciones clásicas un rugir de metal apropiado para estos tiempos convulsionados, es un minuto de virtuosismo, que parece hacernos viajar por otra galaxia. Aplausos.




Cuidado con el riff que inicia “Divine Addiction “, se parece a “Smoke On The Water” de Deep Purple, posiblemente es un homenaje a la gran banda que dejó huella para un estilo que será después conocido como “heavy metal”. Es quizás la canción que puede pasar desapercibida del disco, sin embargo, el sonido tan similar de la banda de Hertford hace que obligatoriamente le busques sentido. Por momentos creo que la “Divina Adición” se refiere justamente a que es imposible dejar de escuchar el disco Machine Head.

“Opus Maximus” es el título de la canción con que cierran el disco, lo que se busca en ella está claro, pretenden dejar aquí desplegado todo su virtuosismo, sacan toda su artillería para que el templo pueda sentir la Psychotic Symphony. Parece que estamos viajando en el tiempo para escuchar aquellas genialidades plasmadas por músicos como Bach. Son 10’40” totalmente instrumentales, Portnoy marca los tiempos para llevar esto por los profundos subterráneos, es la forma para contemplar la tenue luz. “Bumblefoot” hace que la guitarra cambie de formas, sin dejar respiro, mientras escuchas como el doble bombo que hace caer las paredes, obligando a correr para conseguir escapatoria, necesitas oxígeno para regresar a tu estado natural.


Solo el tiempo dirá si Sons Of Apollo estará en este plano haciendo música por una buena era, pero su Psychotic Symphony es real, tiene elementos resaltantes, dando a nuestros oídos la oportunidad de comprender que existen espacios para improvisar hasta llegar a lo deseado, son los días donde el águila y el león se encuentran uno frente al otro, son símbolos del sol que hacen honor al Dios Apolo acompañándolo mientras va tocando su cítara.

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