Esperando nada
NUNCA nos habíamos visto antes, pero te acercaste hasta mí para invitarme a una cerveza. Yo no bebía. Sin duda viniste para hacer que me postrase rendida a una bondad por mí desconocida, para que escuchase esas palabras portadoras de una música incógnita, de un alivio, de una serenidad, de un amor que, en fin, acunaron mi tristeza y la dejaron dormida y olvidada por un instante. Observé cómo perdonabas con una sonrisa sincera que yo no pudiera responderte del mismo modo, yo tan torpe e ingenua sin estudios, acostumbrada sólo a palabras llenas de odio, de desprecio, de soledad. Por eso no acepté tu dinero y te dije “vuelve, amor”. Fue en marzo, pero aún te espero.
©Ángel Carrasco Sotos
Si no le conocías, si no bebías cerveza, si eras torpe, ingenua y sin estudios, creo que hiciste bien.
ResponderEliminarYo tampoco me fio mucho de los tipos serenos. Fíjate en esos que luego se lían a tiros, casi todas las personas que los conocen dicen de ellos que eran personas tranquilas... Mejor alguien nerviosillo y con brío, ¡qué narices!
Hiciste bien, mi querida amiga.
Besos, Ángel.
PD: La foto parece sacada de una revista de esas verdes... ¡ya te vale! jajajajaja
Creo que era una joven prostituta. No aceptó su dinero, pero parece que el gachó se dio el piro en busca de otra doña Inés ingenua.
ResponderEliminar(¿revista verde?, jaja, me dejas a cuadros, Tow).
Besos.
Jajajaja, mira que me lo imaginaba...
ResponderEliminarNuevamente, sobrevolando los cerros de Úbeda, se nota que me gusta la provincia de Jaén.
Un abrazazote.
No, si la culpa es mía, por ser tan retorcido (por cierto, bonita ciudad).
EliminarChaíto.
¡Anda ya!, la culpa es mía que me lanzo a la piscina con más ingenuidad que una zanahoria, ¡que no aprendo!
EliminarClaro que se trataba de un maestro del grapazo.(conseguir de gratis).
ResponderEliminarHizo bien, dadas las circunstancias. El mejor amor es aparentemente gratis. Pero todo en la vida contiene un nivel de sorpresa.
Especialmente en lo que tiene que ver con amor y con dinero.
Un abrazo, te sigo leyendo. Sigue igual de bella,Towanda.
Hombre, Carlos de la Parra, has hecho muy bien en acercarte hasta aquí. Este señor que lleva el blog es un microrrelatista muy bueno y muy generoso... A mí, mismamente, me regaló una zanahoria y ahora vivo con ella.
ResponderEliminarGracias por la alusión.
Un abrazo muy grande a los dos.
Uy, qué de halagos. No se fíe usted de esta señora, me hace la pelota para quedarse con la zanahoria en exclusiva, pero de momento compartimos la custodia.
EliminarUn abrazo.
No se fíe usted de esta señora... ¿Será posible?
EliminarMe voy a llorar un poco.
Jajaja, no quiero lloros.
EliminarYo, tampoco... Pero ¿qué puedo hacer si no hago carrera de ésa que tú sabes?
Eliminar¿Compartida la custodia? No le crean, la dejó abandonada a los pocos días de nacer.
Ahora mismo no sé si la zanahoria es un tubérculo o una hortaliza que crece en arbustos... Estos de Madrid son la releche.
Todo bien?