por Alberto Iniesta (@A_Maqueda_8)
del blog Discos

Bien, lo confieso. Soy amante de esas canciones que no fueron escritas pensando en las radiofórmulas, de esas que se niegan a encorsetarse en el patrón clásico de los tres minutos y medio. Adoro hasta el último acorde de esas canciones que proclaman, ante todo bicho humano que las quiera escuchar, que son diferentes a todas las demás. El caso es que son muchas más de las que suelen aparecer en las típicas listas de “las mejores canciones largas de la historia”. A todo esto, menudo vicio lo de las listas. Volviendo a esas listas, resulta que hay muchas que se repiten, como si tuviéramos una cantidad limitada de olas para surfear. Afortunadamente, el océano es inmenso y hay muchas olas que no se deben romper sin que haya una tabla planeando por ellas. Voy a rescatar un buen puñado de canciones largas que todo el mundo debería intentar surfear alguna vez en el océano de su vida. Ah, y que el orden no sea lo importante. ¡Al lío!