ZEPPELIN ROCK: NASHVILLE PUSSY - From Hell To Texas (2009): CRÍTICA Review

jueves, 18 de mayo de 2023

NASHVILLE PUSSY - From Hell To Texas (2009): CRÍTICA Review

 

por Dani Matute (@dmatuteb)



Nashville Pussy ha sido un grupo americano afincado en Atlanta y he de decir que este es el típico vinilo que te compras por la portada. Seguro que por muy purista y melómano que seas, estoy convencido de que alguna vez has pecado. Y con ese estilo cómic que bien podría pasar por la carátula de una película de Tarantino y que está en la misma línea que luego explotaron The Black Keys en su video “Howlin´ for you”; la tentación era muy grande. Lo vi en una tienda y tardé cinco minutos en convencerme para comprarlo: busqué canciones en las plataformas musicales que todos conocemos y decidí hacer caso al impulso de llevármelo tras corroborar que la música estaba acorde con el envoltorio. Y no me arrepiento, la verdad.



En esta ocasión no voy a explayarme en exceso. Estos tipos no hacen nada nuevo, solo se dedican a tocar rock, ya lo denominemos rock sureño o hard rock. Es más, mi impresión es que son unos Mötorhead madurados en una barrica de bourbon. Pero joder, ¡qué bien suenan! Suelen ser canciones cortas, directas, que inmediatamente te sitúan en un bar lleno de humo y con alguna pelea de fondo.



El primer corte es “Speed machine”. Y el tema es lo que promete el título. Desde el latigazo para azuzar a los caballos, enlazando con la temática spaguetti western a los riffs y solo de guitarra. Quizás el tema más Lemmy.

“From hell to Texas” sigue en una estela macarra parecida: “Nací para morir en una banda de rock & roll”.

“Drunk driving man” es más clásico, más Stones. Si seguimos buscando referencias, la siguiente canción, “Lazy Jesus” es puro ZZ Top. Siempre he sido reacio a comparar bandas o canciones con otras. Pero es que este disco me evoca tantos estilos y grupos y me hace disfrutar tanto, que lo estoy haciendo casi como homenajes a todos estos artistas.

“I’m so high” es más hard blues rock y los coros de la bajista dando aire al tema.  En “Ain’t your business” desafían a todos en poco más de dos minutos. Directo y al cuello. “Dead men can´t get drunk” me recuerda a Turbonegro mezclado con Mötorhead, no suena tan sureño. “Late great USA” sigue la estela rockera punkarra y cuando le estás pillando el gustillo se acaba. Seguimos con “Pray for the devil”, macarra total, guitarrero (aún más) y con un cambio de ritmo que me parece genial.



En “Why Why Why” se me aparecen los Slade más glam con esos coros femeninos que le pegan genial y le dan un aire más festivo que al resto de temas. De hecho, los coros de las dos integrantes del grupo aportan mucha frescura en todos los cortes donde disfrutamos en ellos.

Como dije antes en “Speed Machine”, en la penúltima canción titulada “Stone cold down”, también tienes la sensación de que suena como dice el título y que no podría hacerlo de otra manera: y sí, suena muy stoniano y no es casualidad que su duración sea más larga. Y el cierre del disco “Gimme a hit before I go” también muy Stones.


En definitiva, parafraseando a los Platero, no han inventado nada nuevo, pero tampoco es su intención. Y tocan con el corazón y a cualquier amante del rock le llega. Dadle una oportunidad que se merecen varias escuchas.

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