ZEPPELIN ROCK: FIVE FINGER DEATH PUNCH - Afterlife (2022): CRÍTICA Review

lunes, 23 de enero de 2023

FIVE FINGER DEATH PUNCH - Afterlife (2022): CRÍTICA Review

 

Por Esteban Martínez (@EMartineC)



Acostumbro a repetirlo por estos lares: en la lógica del álbum cada dos años es poco el margen que cualquier banda tiene para crecer. Y en el caso de Five finger death punch dicha teoría se confirma. Con quince años de carrera los liderados por Ivan Moody no parecen complicarse a la hora de lanzar álbumes y más álbumes que funcionan en líneas similares y que, más allá de uno que otro (insignificante) matiz, van en busca de conformar a su nicho de fans. En ese sentido, Afterlife se mueve por donde siempre, en ese rock facilón, popero, que juega al mal rollo adolescente, pero al que se le ve el plumero desde lejos.



Perdónenme las comparaciones, pero en la línea de lo que alguna vez fueron Nickelback y por estos años Volbeat, los Five finger death punch lucen impostados de comienzo a fin en este su noveno álbum, Afterlife. Un disco armado con manual en mano, que intercala tres o cuatro temas de guitarras, como 'Welcome to the circus', 'Afterlife' o 'Roll dem bones', donde las estrofas serán roncas y los coros hiper melosos, para luego meterte una baladita, a veces en tonos cursis como en 'Times like these' y a veces jugando a que experimentan (haciendo el mix acústico / electrínico) en  'Thanks for asking'. El punto es que fallan allá y acá, entre estructuras predecibles que nunca pareciese que tienen algo real que mostrar. Si me apuran, destacaría la jugada cargada a la electrónica de 'Judgement day' como el único momento donde pareciese hay algo diferente escapa de lo evidente, sin embargo, es muy poco para un disco que nace y muere en su sencillez, lo cual no necesariamente debería ser negativo, siempre y cuando supieses encontrar belleza en dicha simpleza, lo cual acá no ocurre. 



Afterlife es "otro disco más" por parte de una banda que comienza a morir en la intrascendencia, siendo generoso, pues seguro hay muchos que perdieron el interés hace bastante. No hay magia acá, solo efectismo (para muestra: los videos promocionales) y fórmulas que se conforman con el cumplir. 

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