ZEPPELIN ROCK: RUSH - Counterparts (1993): CRÍTICA Review

sábado, 25 de junio de 2022

RUSH - Counterparts (1993): CRÍTICA Review

por Rockología (@RockologiaTwit)
del blog Rockologia

He de confesar que siempre me ha resultado muy curiosa la forma en la que se recuerda o valora a Rush habitualmente: unos virtuosos, muy técnicos, respetados por su compromiso y su coherencia musical, reyes del directo mastodóntico. Pero poco se recuerda su capacidad para vender discos. Se calcula que han despachado más de 40 millones de copias de su discografía en todo el mundo, con 24 discos de oro y 14 de platino; una de las bandas que más discos de platino y oro seguidos ha conseguido en Estados Unidos (por delante tienen «tan solo» a The Beatles, The Rolling Stones, Kiss y Aerosmith, ese es el nivel). Y digo esto porque hoy reivindico una de sus obras mágicas, menos conocida, pero a la altura de sus publicaciones de los setenta y los ochenta. Supuso la primera vez que alcanzaban el puesto número 2 en las listas de ventas yanquis (por detrás del Vs. de Pearl Jam), el primer single (Stick it out) fue número 1 durante cuatro semanas seguidas en los charts roqueros y otros dos alcanzaron el top 5 (Cold fire y Nobody’s hero). Recibieron, además, una nominación a los Grammy por el instrumental Leaving that thing alone.



Para quien no tenga el gusto de conocer a Rush: Geddy Lee canta, toca el bajo y los sintetizadores; Alef Lifeson se encarga de todas las guitarras; Neil Peart hace lo propio con la percusión. Lee y Lifeson componen la músca y Peart se encarga de las letras. Esta constante permitió, quizá, una coherencia en este disco, como en todos los de la banda, sonora y lírica. La música se acerca más que nunca a las guitarras y las composiciones «heavies» mientras que las letras mezclan temas muy personales con una reflexión general sobre el bien y el mal y cómo se enfrenta la persona al mundo que le rodea.

La producción la compartieron con Pete Collins (Gary Moore, Alice Cooper, Queensryche) y el apoyo técnico de Kevin Sherley (Joe Bonamassa, Iron Maiden, Dream Theater). Dedicaron dos meses a pulir las maquetas que tenían mezclando grabaciones en analógico y en digital. La banda estaba en un momento muy creativo y, de nuevo, experimental.



Animate abre el disco de manera grandiosa. Tiene todos los elementos virtuosos del grupo y de Counterparts: excelente trabajo de bajo enredado en la línea de guitarra con el patrón de batería comandando al fondo y una interpretación muy melódica de la voz. La letra es curiosa: la propia conciencia y la ambigüedad que a veces nos invade al entendernos o definirnos como personas, en este caso enfocado a la definición de género. La intensidad oscura de Stick it out, basada en un lick de guitarra que se repite y regenera, tiene un rollo heavy en la base y se redondea con un gran estribillo. En Cut to the chase se escucha uno de los mejores guitarreos, tanto por el riff principal como por el solo y las armonías de guitarra y bajo.

Tras la intensidad inicial, la emocional Nobody’s hero impresiona. Comienza con la guitarra acústica y la voz y desemboca en una orquestación de Michael Kamen y una ambientación que dota de gran intensidad a la letra: un homenaje de Peart a alguien que le influyó en su juventud y que falleció de SIDA, un amigo perdido que murió solo. La batería de Between sun & moon me parece de las mejores del disco. Además, el estribillo resulta muy melódico y agradable. La letra se basa en un poema de Pye Dubois, quien ya colaboró antes con la banda. Alien shore viene con un espíritu de directo de estadio. Arranca con el bajo y la guitarra dando caña para después dejarnos en un fraseo de Lee sencillo y volver a la intensidad en el estribillo. Peart, de nuevo, le da lustre al tema. Recuerda a su etapa más popera el siguiente The speed of love, donde destaca la línea melódica de Geddy y el sencillo pero muy efectivo solo de guitarra en una reflexión sobre lo voraz y veloz que es el amor: «Nothing changes faster/Than the speed of love».



Double agent es otra de las joyas ocultas de este disco. Potente riff, estribillo (casi) comercial, una nueva lección de Neil y el bajo da un toque muy personal, único. La instrumental Leave that thing alone nació de una poderosa melodía de guitarra y la suma de ideas y jams en el estudio; aunque no aguanta la comparación con sus hermanos mayores, esos enormes instrumentales de los setenta, encaja muy bien en el contexto del álbum y mantiene una tensión emocional excelente. El groove de Cold fire me encanta; muy roquera, con un patrón de batería complejo y un adorno de teclados perfecto para que Lee haga una de sus mejores interpretaciones. El cierre con la sentimental Everyday glory nos deja otro buen solo y otro buen estribillo, con un mensaje de superación: «Though we live in trying times / We’re the ones who have to try / Though we know that time has wings / We’re the ones who have to fly».


Uno nunca es objetivo con lo que le apasiona. Pero cabe reconocer a un grupo como Rush, con los bolsillos y el ego llenos, el mérito tras ¡quince! discos de marcarse una obra tan intensa, fresca, roquera y preciosista en mitad de la vorágine grunge y alternativa de los primeros noventa. A disfrutar tocan.

1 comentario:

  1. Unos auténticos monstruos Rush. Siempre han estado en mi top 5 de bandas favoritas. Y tremendo discazo este Counterparts, aunque ¿tienen disco malo? A mi unos me gustan más que otros (mi preferido quizá sea Hemispheres), pero todos, todos, me gustan.
    Y reyes del directo también, que pena que NUNCA pasaran por España y ya, sin el genial Neil, será imposible: aunque hicieran gira de despedida, yo siempre tuve la esperanza de una vuelta a los escenarios y, entonces sí, hubiera ido a donde fuera para verlos; cuando Neil falleció se desvanecieron esas esperanzas.
    En cualquier caso, da gusto que se les reivindique porque, por desgracia, en nuestro país, me da que no están lo suficientemente valorados.

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