ZEPPELIN ROCK: THUNDER - Wonder Days (2015): Crítica Review

sábado, 7 de noviembre de 2020

THUNDER - Wonder Days (2015): Crítica Review

 

del blog Rockologia



Ya sabéis que cada uno tiene algún grupo al que se aferra por diversos motivos, aun sabiendo que no son famosos, que no son los mejores. Ni siquiera confesamos su importancia real en nuestra vida. En fin, se trata de una banda que a veces parece gustarnos solo a nosotros. Yo tengo varias de estas. Una de ellas, Thunder




El grupo inglés editó en 2015 este álbum, Wonder days, tras casi siete años de silencio. Luke Morley, guitarrista y compositor principal, se ha hecho cargo otra vez de la producción, contando con el clásico Mike Fraser (AC/DC, Metallica) para las mezclas. El gran Danny Bowes canta como si fuera la primera vez y la sección rítmica de Harry James, batería, y Chris Childs, bajista, se dedica a construir una cama sonora cómoda pero maciza. Lamentablemente, el segundo guitarrista, Ben Matthews, no participó en la grabación al estar recuperándose de un cáncer, por lo que Morley se encargó de meter todas las guitarras. 

El riff inicial de Wonder days nos introduce en un viaje de once canciones a través de la historia del hard rock y la propia de Thunder, lleno de guiños y referencias, pero ancladas en la propia personalidad del grupo. Así que nada mejor que la letra de este tema, recordando la infancia y los inicios musicales. Buena interpretación, con cambios de ritmo y melodía, subidas y bajadas, estribillo directo, muy sentido, y un más que correcto solo. 




Y es que el disco contiene grandes momentos. Black water podría firmarla el mismísimo Paul Rodgers: deliciosa construcción, Bowes genial y un fraseo de guitarra que se te queda en la cabeza. Resurrection day es luminosa, hímnica, construida sobre un sencillo arpegio, va creciendo, adornándose, hasta un estribillo delicado y firme a la vez, una canción con eperanzas (“from the long lonely nights, I am back into the life”). When the music played tiene un tufo a viejo hard british rock, menudo está Morley, nunca exagerado, siempre preciso e inspirado. Salida de su primer álbum, como si no hubieran pasado más de veinte años, The thing I want baila entre dos guitarras que intercalan ritmo y línea melódica, voces de apoyo al inicio y en el puente, así como en el estribillo, resultonas, y una terminación muy eighties. 

No se encasillan. Un aire ZZ Top en Serpentine, con fenomenal ritmo, aire sureño entrando por los costados, voces del desierto, juegos de deseo, una de las mejores interpretaciones de Chris cuando la canción se acelera. Y un poco de rock and roll clásico en el cierre fiestero con I love the weekend, para menearse un sábado por la noche con unas cervezas de más. The prophet suena a Thin Lizzy, tanto por las guitarras como por las armonías. Chasing shadows quizá sea donde más se nota el influjo de Jimmy Page

Una balada al piano, delicada, sobre el amor perdido, de título Broken, se aparece el fantasma de Roger Daltrey; la parte central, estupenda, bien armada y con Bowes genial, y las guitarras en el tercio final suenan muy bien. The rain trae otro momento de calma, protagonizado por acústicas, voces dobladas en el estribillo y un Hammond de fondo. 

Un disco donde bucear en las múltiples facetas de una veterana banda de rock que ha entregado su mejor conjunto de canciones en veinte años. Una gozada para aficionados y para todo aquel que guste del buen hard rock.

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