ZEPPELIN ROCK: TEMPLE OF THE DOG - Temple of the Dog (1991): CRÍTICA Review

sábado, 27 de junio de 2020

TEMPLE OF THE DOG - Temple of the Dog (1991): CRÍTICA Review


por Rockología (@RockologiaTwit)
del blog Rockologia


Empezar diciendo que el disco que hoy os presento, este homónimo de Temple of the Dog, sirvió de homenaje al fallecido Andrew Wood por parte de sus amigos de Soungarden, Chris Cornell y Matt Cameron, y de Pearl Jam, Stone Gossard y Jeff Ament. Andrew compartió piso con Matt y Chris mientras tocaba con Jeff y Stone en Mother Love Bone. Aquellos años pre-éxito de lo que se llamó grunge era normal compartir música, fiestas, espacios, ayudarse. Y en esa amistad se basa este disco, grabado en los estudios London Bridge de Sattle los fines de semana libres de noviembre y diciembre de 1990 con la colaboración en los mandos de Rick Parashar. Junto a Jeff, bajista, Stone, guitarra, Chris, voz, y Matt, batería, participan los colegas de Pearl Jam: Mike McCready a las guitarras y Eddie Vedder a las voces (coros y solista en Hunger Strike).




La aventura surgió tras la composición por parte de Cornell de dos temas en memoria de su amigo. Pidió a los demás que se acercaran al estudio para grabar y editarlos como single, pero, una vez juntos, comenzaron a recordar tiempos en común, a jugar con las canciones de Andrew, a improvisar, y decidieron recoger esas sesiones y convertirlas en diez canciones llenas de experimentación, espontaneidad y maravillosas interpretaciones.

Encontramos algunas canciones elaboradas y con desarrollos complejos como Reach down, un lujo de once minutos donde McCready demuestra lo gran guitarrista que ya era por entonces y Matt y Jeff dan una lección de ritmo. La inicial Say hello 2 heaven, que comenzó todo, cuenta con una línea melódica sencilla pero muy conseguida y está muy bien arreglada; en especial, destaca la interpretación de Chris.





Vedder canta a pachas con Cornell una delicia titulada Hunger strike, con esa guitarra recurrente y esa forma tan particular de cantar de estos dos fenómenos. En Pushin forward back se nota la mano de Ament en la composición: ritmo complejo con protagonismo de bajo y batería. La mayoría de las canciones las firma Cornell y se acercan al estilo de Soundgarden, aunque Gossard se sale con sus aportaciones en Times of trouble (que regrabaría Pearl Jam como Footsteps) y Four walled world. El álbum lo cierra una inolvidable All night thing, alejada de los clásicos sonidos duros de las bandas madre.

Un lujo de álbum que pasó desapercibido en ventas y público hasta el pelotazo que consiguieron poco después Pearl Jam con Ten y Soundgarden con Badmotorfinger. Entonces, sí, la compañía lo reeditó y llegó al millón de copias vendidas. En cualquier caso, una rareza nacida de la amistad y el buen rollo de un puñado de músicos (aún) jóvenes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario