ZEPPELIN ROCK: El Caminito del Rey en imágenes (31 de mayo, 2018)

viernes, 15 de junio de 2018

El Caminito del Rey en imágenes (31 de mayo, 2018)



No habíamos salido nunca de minivacaciones para este puente castellanomanchego, pero hemos regresado encantados, así que no descarto que Andalucía la vayamos viendo "a cachos" en años sucesivos aprovechando estas fechas propicias para ello, y no en verano, que es tarea imposible debido a las calores insoportables que por allí se gastan en tales meses. En fin. Hemos empezado por Málaga porque el objetivo primordial de este viaje era el recomendable (y recomendados fuimos) Caminito del Rey. Las opiniones e imágenes nos impulsaron a tomar esa inciativa... y eso que tenemos que agradecer. Magnífica resultó la experiencia, pero con matices.



Senda hacia el Caminito.


Uno ha de aparcar en el restaurante El Kiosko, llegando desde Ardales. Desde allí, uno toma una senda que, a través de un paraje natural y muy bello en mayo, le dirige hasta el centro de recepción de visitantes. La caminata es de 2 o 3 kilómetros. Una vez allí, uno se pone en la cola y cuando le llega su turno, ha de colocarse una malla en la cabeza y sobre ella un casco.



Senda hacia el Caminito.


Las entradas se adquieren por Internet. Y está difícil la cosa si uno no espabila. Nosotros, aun espabilando, tuvimos que comprar entradas con visita guiada, que salen por 18 pavos per cápita. Lo recomendable es pillar una entrada para visita no guiada, más barata y la aventura se vive más por libre. Nosotros, a las primeras de cambio, ya nos habíamos separado del grupo. Para escuchar a la guía había que llevar unos auriculares puestos, con lo que uno se pierde el sonido de la naturaleza, que creo imprescindible, más aún cuando se va por el desfiladero y el ruido del río Guadalhorce allá abajo retumba y llena de realidad el recorrido por la pasarela.



Senda hacia el Caminito.


La actual pasarela es nueva, construida sobre la anterior, más peligrosa, que deja verse bajo esta última. Aunque está prohibido ir con niños pequeños, ya os digo que no entraña peligro alguno. Todo es tan seguro, que la cosa pierde algo de emocionante, de encanto. En ningún momento se tiene la sensación (imprescindible) de peligro, de modo que uno marcha como Pedro por su casa. Y se echa de menos, la verdad, pues todo está tan protegido que en algún momento se siente traicionado, como si le estuvieran tomando el pelo. Lo que no quita para que esa experiencia no resulte entretenida, con bellas vistas (arriba y abajo), tanto en el primer tramo como en el último: el tramo central es más campestre. Vimos buitres, que planean sin cesar sobre las rocas que circundan el paraje. Y en este mes primaveral, con las lluvias recibidas, la flora estaba exuberante, de gala para la ocasión, coqueta con la mirada quienes la admiran (parece que quien desfila por la pasarela es esa naturaleza). Las empinadas peñas, el vacío ahí abajo, el río, los trinos pajariles, los cortes afilados que flanquean la garganta... ponen el resto.


Senda hacia el Caminito.


En fin, tras los 7 kilómetros de recorrido, aún restaban otros 2 (o más) para llegar al autobús que te traslada (pagando) de nuevo al restaurante El Kiosko, en donde dejamos al coche (madrugad y encontraréis sitio; si no, habréis de dejarlo en un parking). En fin, más de 10 kilómetros andando (aviso). De allí nos dirigimos directamente a Ronda, pero eso ya es otra historia que quizá os cuente.




Senda hacia el Caminito.


Os dejo unas instantáneas seleccionadas de las más de 200 que tiré con mi Nikon. Contempladlas de modo despacioso, procurando entrar en ellas para intentar tocar y dejaros tocar por su belleza.

Más abajo, un poco de información sobre el recorrido por este entorno natural malagueño.



Os dejo tres imágenes más de la senda que nos dirige hacia el centro de recepción, antes de coger el caminito entre las patejas.














El Caminito en imágenes
(selección)

"Caminando sobre el aire"

El camino por el desfiladero.




Estas palomas tienen su nido en mitad de la pared rocosa.












Muchos metros bajo los pies, pero la barandilla es segura (observad la malla por abajo).












Da más miedo ver a los otros caminando que uno mismo mientra camina.
















¡Mira que si llega a ceder eso!

















De todas formas, aunque te caigas no pasa nada porque al llevar casco... (es como cuando te explican lo del flotador antes de iniciar un vuelo aéreo).








Casi na lo del ojo (y lo llevaba en la mano).



Aquí podéis apreciar el caminito nuevo y (debajo) el viejo. ¡Dónde va a parar!





Tras ese puente ancho que se ve, está la pasarela para visitantes, que da un poco de cague.




Uno de los muchos buitres que planean sobre el Caminito.









Fin del caminito

Todavía camino del autobús:






Las adelfas ponían su nota de color durante el recorrido.



©Ángel Carrrasco Sotos


Información:
Fuente: http://www.caminitodelrey.info/es/5035/conoce-caminito En esta página oficial puedes encontrar toda la información; mucha más, desde luego, que la que aquí abajo copiamos.


El Paraje Natural Desfiladero de los Gaitanes se encuentra en el centro de la provincia, entre los municipios de Álora, Antequera y Ardales. Constituye uno de los paisajes más espectaculares de la sierra malagueña, con paredes escarpadas y de altura considerable, entre las que discurre el río Guadalhorce después de pasar por los embalses de El Chorro, Guadalhorce, Guadalteba y Gaitanejo.  

El Desfiladero de los Gaitanes es un cañón excavado por el río Guadalhorce en el término municipal de Álora, con acceso desde el norte por los embalses del Guadalhorce y desde el sur por El Chorro, que en algunos puntos sólo tiene 10 metros de anchura y que alcanza los 700 metros de profundidad.

La construcción de un canal de agua desde los embalses del norte hasta El Chorro para aprovechar aquí el desnivel en una central hidroeléctrica, llevó aparejado un camino de mantenimiento de dicho canal, conocido como Caminito del Rey porque la obra fue inaugurada por el rey Alfonso XIII. Este camino (lo que se conoce como las pasarelas), de unos 3 kilómetros de longitud, acaba de ser restaurado, y discurre entre paredes verticales y un puente en el mismo desfiladero sobre el canal de agua. 

Hasta la llegada del AVE, el desfiladero era el único acceso ferroviario a Málaga capital desde el interior de Andalucía, con un largo túnel excavado en la pared este del desfiladero. En la actualidad existe otro túnel situado a un kilómetro al este, bajo la Peña Huma, para el acceso ferroviario de alta velocidad.

Pinos carrascos, piñoneros, encinas y eucaliptos configuran el estrato arbóreo del lugar, acompañado de matorral en el que predominan las sabinas, enebros, palmito, retama y jara. En la ribera la vegetación está formada por juncáceas, carrizos, cañas, adelfas y tarajes, con algunos álamos y sauces.

Destacan entre la fauna las aves de montaña como el alimoche, buitre leonado, águila real, halcón abejero, y un largo etcétera, junto con varias especies de anfibios y numerosos reptiles (lagarto ocelado, culebra de escalera, culebra bastarda, culebra viperina). La cabra montés habita las partes más altas, junto con zorros, conejos, lirones, tejones y ginetas.

Dos etapas de la Gran Senda de Málaga (GR 249), la etapa 20 que discurre entre Campillos (Embalses del Guadalhorce) y Álora (Estación de El Chorro) y la etapa 21, entre Álora (Estación de El Chorro) y Ardales, recogen información relativa a los paisajes, los ríos, el agua, la flora y a la fauna de esta zona. Si desea más información al respecto pinche en los enlaces a estas dos etapas.


2 comentarios:

  1. Yo pasé por ahí a principios de los 90, pero no por esos listones de madera modernos y seguros, no, por la cornisa de piedra mal asegurada, con agujeros producto de desprendimientos y sin barandilla en numerosos tramos. Daba verdadero pavor. Era joven e inconsciente... ahora ni se me ocurriría. Veo que todo está mucho más cuidado ahora. El entorno era precioso. Saludos!

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    1. Como digo en el artículo, el peligro hoy en día es inexistente. Y ves, ya me estás dando envidia. Ese peligro era connatural al Caminito: tampoco mucho, pero sí para que te dé un poco de yuyu. Pero vamos, el entorno sigue siendo el mismo, precioso en el momento en que estuvimos y creo que valió la pena. Lo que pasa es que te lo pintan tan tan bien, que luego no ves que sea para tanto (o es que uno ya se sorprende con muy pocas cosas, jaja). Salud, hermano.

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