ZEPPELIN ROCK: Crítica de "El halcón maltés" (John Huston, 1941)

jueves, 24 de diciembre de 2015

Crítica de "El halcón maltés" (John Huston, 1941)


por Möbius el Crononauta



Cuando uno se encuentra ante un guión donde las frases memorables son tantas que apenas si puede uno recordarlas todas o elegir una para abrir una entrada como ésta, y cuando ese guión presenta una historia cuya trama le mantiene a uno en vilo hasta el final, y el ritmo funciona como un reloj suizo y los personajes interaccionan entre sí de tal modo que uno llega a pensar que lo real se encuentra en la pantalla y no en lo que sentimos y tocamos, sin duda se puede afirmar que se encuentra no sólo ante uno de los mejores trabajos del género sino que difícilmente podía salir algo indigno de un trabajo así. Si a eso añadimos el talento de uno de los mejores directores norteamericanos de la historia y de un reparto difícilmente superable, no cabe duda que estamos hablando de uno de los mayores clásicos de la historia del cine. Damas y caballeros, acompáñenme en la búsqueda de una rara y preciosa estatuilla que fue en su día un regalo para el emperador Carlos V: El halcón maltés.



Ante una obra de este calibre siempre resulta difícil escribir sin tener la sensación de que todo lo que se diga va a quedarse corto. Ni siquiera creo que nadie que ame el cine pueda hablar de El halcón maltés sin dejarse llevar aunque sea un poco. En fin, por comenzar por algún sitio, diré que creo no equivocarme si digo que el film es el mejor remake de la historia del cine. Y es que si a veces parece que Jimi Hendrix haya compuesto "Hey Joe", resulta también a veces difícil recordar que la novela de Dashiell Hammett ya había sido llevada al cine en 1931. Ricardo Cortez había sido el primer Sam Spade, y teníamos a todo un Dwight Frye haciendo de matón al servicio de El Gordo (¡qué lástima que no repitiera el papel a las órdenes de Huston!).




Tanto John Huston como varios guionistas participaron en la escritura del guión, y el director trabajó dos días en el storyboard, aunque parece ser que fueron bastante fieles a la novela. Hasta entonces Huston había debutado haciendo pequeños papeles aunque pronto se había reconvertido en guionista. Como es bien sabido, estamos hablando de uno de los mejores debuts cinematográficos de la historia, ya que éste fue el primer film de Huston como director.

Y es que Huston ayudó a sentar las bases del film noir norteamericano, y creó una imagen imperecedera del detective de sombrero y gabardina. Aunque no estoy muy puesto en novela negra, es de suponer que esa figura ya existía en las novelas negras del propio Hammett y otros autores del género como Raymond Chandler, pero al menos en cuanto a cine se refiere ahí tenemos al intérprete definitivo de ese tipo de personajes, Humphrey Bogart, marcando a fuego en la historia del cine una imagen que todavía influye actualmente en cineastas, escritores, dibujantes de cómic, etc.




Desde luego creo que Bogart le debió mucho a los errores del actor George Raft en su transición de villano de las películas al héroe y tipo duro que hizo de él una superestrella. Raft ya había rechazado el papel que más tarde interpretaría Bogart en El último refugio, donde el amigo bebedor del actor John Huston participó escribiendo el guión. Tras otro film más la mecha estaba preparada, y sólo hacía falta una chispa para lanzar la carrera de Bogart más allá de las estrellas. Y puesto que el contrato de Raft estipulaba que no estaba obligado a actuar en remake alguno, y el pobre George consideraba que El halcón maltés iba a ser otro film más de serie B, rechazó interpretar a Sam Spade. Y, en fin, como suele decirse, el resto es historia.

Y es que no creo que haya duda de que Humphrey Bogart había nacido para interpretar ese papel. La historia y el papel estaban ahí, tan sólo hacia un poco de talento para hacer de Sam Spade una figura legendaria, y Bogart sabía lo que se hacía. Un detective duro y perspicaz, idealista a su manera, cariñoso y cruel con las mujeres a un tiempo, un extraño romántico misógino, sabedor de cuando hablar y cuando golpear, fumador y bebedor, y todo hecho siempre con mucho estilo... creo que hasta Harry el Sucio no se vio una revolución similar en un personaje policíaco del lado de la ley.




Bueno, hablemos un poco de la historia. Una mujer (Mary Astor) acude a la agencia de detectives Spade & Archer para que le devuelvan a su lado a su hermana, que supuestamente ha huido del hogar acompañando a un mal tipo. Miles Archer, fascinado por la belleza de la señorita, se encarga personalmente de seguir al hombre malo, pero es asesinado. Su compañero, Sam Spade, se hace entonces cargo del caso. El bruto al que había seguido Archer muere poco después. Spade se convierte en el principal sospechoso, y mientras la policía le sigue de cerca descubre que la mujer le ha mentido, y que su supuesta hermana no existe. Detrás del misterioso asunto hay una estatuilla de gran valor, y un apocado aunque viperino hombrecillo llamado Joel Cairo (Peter Lorre) acudirá a Spade para que le ayude a conseguir el preciado objeto. Así tendremos a Sam Spade intentando desenmerañar un turbio asunto en el que se verá metido hasta el cuello, y donde poco a poco vamos descubriendo que nada es lo que parece.

El perturbador y también magnífico actor Peter Lorre estuvo a la altura de Bogart interpretando a ese pequeño aunque peligroso hombrecillo que no gusta de ser tocado, y cuya apariencia es tan elegante como retorcidos sus métodos. Pocas cosas hay más amenazadoras en una pantalla que un villano de pañuelo y bastón. Es justo pues darle su justa parte de gloria. Además, uno de mis momentos preferidos del film es el primer encuentro entre Spade y Cairo.




Como lo es también la entrevista de Spade con Kasper "Fat Man" Gutman, quien no cesa de proferir una suerte de extraños refranes alabando la actitud vital de Spade, hombre al que le gusta hablar y le gusta ir al grano y es además del todo imprevisible. El personaje de Gutman es uno de los grandes personajes rollizos que ha dado el cine. Fue interpretado por el británico Sydney Greenstreet, un actor que se había pasado la vida en los escenarios y que debutaba en El halcón maltés pasada la sesentena. Dicen que su fisonomía sirvió de punto de partida para la creación del viscoso Jabba el Hutt. El detective Tom es Ward Bond, un habitual a lo largo de varios años de las películas de John Ford. También me gusta esa, más que secretaria, mujer para todo de Sam Spade, la inteligente y llena de recursos Effie, interpretada por Lee Patrick. Por cierto, el tipo moribundo que entrega el halcón a Spade es el propio padre de Huston haciendo un breve cameo.

Tal vez mentía como una Mary Astor cualquiera al decir que era imposible quedarse con una frase del film. Creo que seguramente todos habréis oído hablar de una en particular. Uno de los policías le pregunta a Spade sobre la composición de la estatuilla. "Del material con que se forjan los sueños", responde el detective. Genial contribución de Bogart al guión, quien se inspiró a su vez (imagino que no debe ser demasiado sorprendente, ¿existe un mejor guionista que él?) en una frase de una obra de Shakespeare.

El halcón maltés, una de las películas definitivas, era tan buena que al parecer sirvió para bautizar a dos terribles ingenios mecánicos que acabaron con la Segunda Guerra Mundial.

Möbius el Crononauta

No hay comentarios:

Publicar un comentario