ZEPPELIN ROCK: Microrrelatos - Cosas en los bolsillos (81): Hospital bar

domingo, 24 de mayo de 2015

Microrrelatos - Cosas en los bolsillos (81): Hospital bar


Hospital Bar

Uno se acerca a la cafetería del hospital. Uno tiene hambre pues son las 14:30, y baja con la intención de saciarla, pero no quiere machacarse un menú del que se arrepentirá mientras y después de darse un atracón de 2 platos, pan, postre +1 cerveza. Uno quiere ser prudente, fiel a unos principios, leal. Repasa el panel de los bocatas, pero ninguno le complace del pobre surtido. Bajó pensando en un bocadillo de calamares +1 cerveza, pero en este público establecimiento no se contempla la posibilidad de que uno se embuta estas circulares delicias del mar convenientemente fritas y dispuestas olímpicamente en mitad de una barra de pan. 


Baja uno la vista entonces y la desplaza por los platos del día dispuestos en sus recipientes de lata: menestra recocida, paella pastosona, boquerones fritangueros, patatas fritas con huevo... En fin, uno se decanta por esta última opción como plato único (+1 cerveza). Pregunta. Las dos cosas serían -curiosamente- 6'12 euros (¿a que es curioso?). El menú completo (sin cerveza) serían 7'50 euros, cosa que le recomienda el camarero. Pero el camarero no sabe que a aquel al que mira por primera vez en su vida, la parienta le tiene a plan. Así que con una sonrisa le dice que prefiere el plato único. Las patatas resultan no ser de bolsa, pero están frías, muy frías, y los huevos, en cuyo central y anaranjado líquido uno pretendía rebozar las patatas, también están fríos a la par que duros, muy duros, con la yema cocidísima. Uno se desespera, pero se come todo +1 cerveza mientras prefiere no pensar en nada. Uno sube cabizbajo, con el sentimiento de haber recibido una afrenta, a la habitación del enfermo, que es su hijo. A uno le pregunta su mujer que qué tal la comida y uno, que tiene hoy el orgullo por las nubes y lo último que desea es que su honra sea mancillada tantas veces en un día (nubarroso, tristón y sincopado), contesta que el bocata de calamares estaba delicioso, pero era tan grande que ha tenido que dejarse la punta en el plato.

ÁCS

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2 comentarios:

  1. De esas pequeñas mancillas está llena la vida y al contarlas con humor se hacen más llevaderas.
    Excelente puto instante de la vida.
    Saludos,
    JdG

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