ZEPPELIN ROCK: Stanley Brinks and The Wave Pictures - Gin (2014): Review Crítica del disco

miércoles, 11 de marzo de 2015

Stanley Brinks and The Wave Pictures - Gin (2014): Review Crítica del disco



por Addison de Witt (@Addisondewitt70)



Es curioso los descubrimientos que en ocasiones, y de casualidad, llegamos a encontrarnos buscando otra cosa...

Me explico: Tras un post aparecido el otro día en El Espacio WoodyJaggeriano del que soy habitual lector, y que versaba sobre el último trabajo de un grupo que me era desconocido llamado: The Wave Pictures que picó mi curiosidad, empecé a investigar dando con otro disco del grupo anterior en el tiempo, el estupendo: "Long Black Cars" (2012) que ya fue comentado en esta reseña de mi blog hace unos días. Tanto me gustó el disco que continué con la búsqueda de mas material de la banda británica, y dando tumbos por la red me tropiezo con otro trabajo en el que figura su nombre, en este caso como banda de acompañamiento de un tal Stanley Brinks, disco del pasado 2014 que responde al titulo de Gin.


Entre inquieto y curioso que es uno,empiezo a indagar en torno al tal Stanley Brinks, descubriendo que este sujeto, que me era desconocido es en realidad André Herman Düne, confieso que casi tenía en el olvido este nombre y el trío del que hasta 2006 formó parte, los Herman Düne, que en alguna ocasión habían tenido cierto protagonismo en mis escuchas musiqueras, cierto que poco a poco, como digo, fueron cayendo en el olvido, aunque en las indagaciones con respecto a The Wave Pictures ya había visto mencionado su nombre como influencias del joven grupo inglés.

Interesado por el disco, no es fácil olvidar la propuesta del grupo suizo, con esa amalgama que pasea sus fraseos a lo Jonathan Richman por el lado underground del rock sin dejar de lado el folk de influencia dylaniana, siempre de espaldas a la comercialidad y con la singularidad por bandera, siempre me agrado la escucha de algunos de sus trabajos.




No me puedo resistir, y decido probar lo que esconde este "Gin", y desde luego no se puede decir que sea bautizada la oferta como convencional y menos aún apellidada como comercial, todo lo contrario.

Brinks se hace acompañar de David Tattersall (guitarra), Franic Rozycki (bajo) y Johny Helm (bateria), es decir The Wave Pictures para que le acompañen en este viaje a la extravagancia sonora, la osadía en los textos y la falta de compromiso musical en la actitud sónica y melódica de las canciones.

Pero ¿saben qué?, que me gusta, me entretiene y me invade, consigue que fije la atención y me mantiene a la expectativa del próximo giro que puede producirse en el trascurso de cualquiera de los momentos menos ortodoxos del álbum, aunque ortodoxo realmente tiene pocos instantes el trabajo, que nadie se piense tampoco que se trata de un dislate, no, tampoco llega ni mucho menos a tanto.

El disco, con una estructura folk en determinados momentos, que vira a un blues convenientemente aportado por la sonoridad aportada por The Wave Pictures, el fraseo de tintes a lo Jonathan Richman que ya hemos comentado, y unas melodías que se muestran agradables, de paso suave y fácil y con momentos en los que la extrañeza de la apuesta se acomoda con facilidad en oídos y se hace mas que llevadera, incluso relajante.




Diez cortes empezando con la inicial: "One Minute of Darkness", cantada nasalmente y con el bajo pedaleando rítmicamente para que las guitarras rugan como muelles oxidados, todo ello con un encantador tono folk-festivo.

Bonita melodía y sabio fraseo de Brinks, que de eso sabe un huevo, para desglosar la mas que agradable: "I Wanted You", nuevamente el bajo llevando peso y protagonismo.

Un instrumento de viento que insufla aromas orientales y fakires a la mística: "Time For Me".

Curiosa y elegante dentro de la narrativa apuesta canora, a cargo por cierto de David Tattersall, sorprende la diferente y nada rutinaria: "Spinola Bay", con abierto estribillo y agudo subrayado guitarrero.

En cambio confieso que el blues sucio y ceniciento: "Blues About Krishna's Latest Avatar", empieza bien, con unas generosas prestaciones en batería, bajo y guitarra, pero va perdiendo fuelle según avanzan los segundo, haciéndose algo largo.

Mucho mas folk y primaveral, la agradable y genialmente cantada: "Max in The Elevator", eleva (nunca mejor dicho) la moral.

Tampoco la extensa: "Light and Slow" es lo mas interesante del disco, un tanto excesiva en instrumentación, nuevamente con vientos de raíz oriental, en cambio "Parking Lots" empieza con un penetrante y fluido estribillo coral por parte de los tres jóvenes británicos que tiene continuidad en la voz ágil y bien conducida de Brinks y estupendamene acompañada instrumentalmente, como todo el disco.

Derroche de ritmo, bajo ochentero, oscuro y casi gótico para la excelente y pegadiza: "No Goodbyes", tal vez la mas fácil y menos truculenta pero genial y refrescante.

Y un muy buen final con la suave y reposada: "Not to Kiss You", que despide el álbum con su bonita melodía.

La vida te da sorpresas y a mi me la ha dado este disco, sorpresa mayúscula y placentera, que recomiendo a todos aquellos que quieran desviar un poco (tampoco tanto) la mirada del horizonte fijado y jugar a desparramar un poco.

©Addison de Witt

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