ZEPPELIN ROCK: El hombre de los puños de hierro (The man with the iron fists) - Crítica de la película

domingo, 3 de febrero de 2013

El hombre de los puños de hierro (The man with the iron fists) - Crítica de la película


El rapero, actor y productor RZA (Robert Fitzgerald Diggs) debuta como director junto a Eli Roth (Hostel) para ofrecernos una entretenida peli para pasar la tarde del domingo (como así ha sido) a ritmo de kung-fu rap (como ha escrito algún crítico) y toques épicos aliados con acordes Morricone. Apadrinada por Tarantino, evidentemente bebe en harta medida en el cine del director de Django Unchained (leer crítica), aunque de un modo algo adulterado y sin llegar a dar la talla, entreverado con la estética Yimou. 


Más allá de querer otorgarle profundidad alguna, con una cuidada fotografía (y pese a un argumento algo insulso), RZA ha culminado una peli de usar, gozarla en la medida de los gustos de cada uno y tirarla. No es una crítica: es una realidad. Tampoco las prostitutas de La Flor Rosa son para casarse con ellas, pero realizan su papel en la peli. La peli desempeña su papel y lo hace, más allá de las críticas que hemos leído, con solvencia. La película conjuga (todo muy superficial y convencionalmente) historias de pasión romanticona, villanos en cuya alma moran todos los pecados capitales, héroes en los que solo habita alguno de ellos, papeles bipolares perfectamente bien repartidos: ya sabéis, los buenos son un dechado de bondades y los malos, lo peor de cada casa; maniqueísmo absoluto, para que nos entendamos y violencia por un tubo. Ninguna sorpresa en la trama; no, tampoco en el final, que por cierto, se queda abierto (véanla hasta el fin de los créditos) para una segunda parte.


Nada más abrirse el telón, y mientras los títulos de crédito iniciales suceden, las imágenes ya nos hablan anticipadamente del guión y los derroteros por donde transitará la película. Esta contendrá ingredientes gore (made in Roth), truculencia, sexo (no demasiado explícito: pero voluptuosidad y rameras de tobillo fino a raudales), amputaciones, sangre a bufonadas, artes marciales pasadas por el tamiz de Matrix, excesos en todos los sentidos, con uso de armas no convencionales, efectismo hiperbólico (poco hay de verosímil), efectos especiales al uso del Tarantino de Kill Bill (a la que recuerda en exceso) y un largo etcétera que el lector ya de seguro sabrá adivinar. Todo transcurre en el pueblo Selva, con clanes enfrentados, un herrero excepcional (RZA) del lado de los buenos, un chino (Zen Yi: Byron Mann) que acude a lavar su honor y a impartir justicia, un servidor del emperador y vividorcillo el hombre (Jack Navaja: Rusell Crowe) que protegerá el oro del mismo (pues es la codicia la que prende la trama) y, bueno, bellas damas orientales: Lucy Liu, Jamie Chang, y el largo etcétera de amantes y prostibularias habitadoras de La Flor Rosa, un lugar donde amar, gozar y morir. Frente a ellos tendrán a una serie de villanescos personajes que cuentan con la ayuda de un villano que parece sacado de la factoría Marvel. Y no cuento más. Valgan estos brochazos para dar una idea de lo que se cuece en El hombre de los puños de hierro. Imprescindibles las palomitas (¿me explico?).

ÁCS

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